sábado, 12 de diciembre de 2009

LA IMPORTANCIA DE ZAMORA EN EL DESARROLLO AMERICANO



Estando G. Washington presidiendo la nación americana, solicitó a nuestro entonces rey Carlos III un semental de la muy afamada raza Zamorana. Como la exportación de burros estaba prohibida en aquella época es de suponer que nuestro monarca concediera un permiso extraordinario para satisfacer al presidente americano, que debió de quedar la mar de satisfecho dada la carta que en agradecimiento envió al Conde de Floridablanca para hacérsela llegar al propio rey.

Virginia, 19 de diciembre de 1785

“Señor:
He de tributar homenaje a S.M. Católica por el honor que me ha hecho con su obsequio. Su valor es grande por sí mismo, pero resulta inestimable por la forma y la mano de que procede.
Le ruego, por tanto, señor, que comunique al Rey mis gracias por los garañones con que ha tenido la bondad de obsequiarme, y asegure a S.M. mi agradecimiento sin limites por una muestra tan condescendiente de su real merced.
Que una larga vida, una salud perfecta y gloria inmarcesible acompañen el reinado de S.M. como es mi ferviente deseo.
Con gran respeto y consideración, tengo el honor de ser, señor, su más obediente y reconocido servidor.”
G. Washington.

Visto lo anterior y estando a punto de celebrar el 225 aniversario de este acontecimiento, sería una buena oportunidad enviar al ahora flamante premio Nóbel una pareja de estos animales para animar el entorno de la Casa Blanca y reconocer la importancia que en su momento representó esta raza para la mejora de la especie americana.

Poco podíamos imaginar la manera en que Zamora participó en el progreso de la nación americana y de cómo los caminos y las trochas mas duras y salvajes fueron oradas por los más fuertes y preparados ejemplares de la raza zamorana. Nada sabemos del mozo de cuadra que los acompañó en su peripecia, pero es de imaginar que al igual que Sancho Panza descubriera su isla Barataria; lo que nunca sabremos es si la llegó a disfrutar o también se le atragantaron los nuevos modales y las desconocidas costumbres como al escudero de D. Quijote.

Visto este pasaje de la historia con la perspectiva que da el tiempo podemos pensar la aventura que supuso hacer llegar hasta el continente americano este par de ejemplares con los rudimentarios medios de que se disponía para una travesía tan larga y angustiosa, lo que también nos dice la documentación existente es que uno de los ejemplares murió en el camino sin que el mozo de cuadra que los acompañaba pudiera hacer nada por remediarlo, pero no deja de ser llamativo que de todas las razas existentes en el mundo el Sr. Washington tuviera seguro que los mas idóneos por fuertes y resistentes fueran los animales Zamoranos.

Yo no se si los descendientes de aquellos animales tienen conciencia de que son parientes del burro de Villarino, del burro flautista de Samaniego, o del Platero de Juan Ramón Jiménez, o puede que se sientan mas identificados con el burro de Sancho Panza por eso de la mala vida y las aventuras impensables, pero espero que no presenten denuncia ante el juez Garzón contra los proxenetas que los introdujeron en el mercado del sexo americano.

Las autoridades Zamoranas tienen una buena oportunidad de promocionar su ciudad sus gentes y sus parajes, y no sería descabellado, vista la popularidad del Sr. Obama, hacerle llegar junto con la historia de Zamora una invitación de conocer la tierra que propició la mejora de la raza equina americana. Otra propuesta para dar a conocer la ciudad al mundo y conmemorar este 225 aniversario seria patrocinar un concurso literario infantil con los tres personajes de esta historia como protagonistas. Dejo la propuesta en el aire por si alguien la quiere recoger.

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona