viernes, 21 de mayo de 2010

AHORA HACE CINCUENTA AÑOS

El Caudillo visita Barcelona; en el programa el paso por el Palau de la Música aparece como uno de los actos de mayor trascendencia política. Las esencias más puras  del sentir catalán representadas por la institución rinden pleitesía al  Caudillo. El acto, calculado para mayor honra del dictador, ha sido cuidado hasta en el más mínimo detalle, todo transcurre con la pompa y el boato previsto, nada parece deslucir la entronización de Franco en los altares de lo catalán enmarcado en la sede de su  orfeón, pero alguien considera que aquello mancilla el más puro sentir de aquel pueblo oprimido y en un momento estalla el ambiente. Algo rompe con el protocolo, la platea destinada a los invitados de segunda categoría rompe en gritos contra el dictador, se lanzan octavillas al patio de butacas donde se pone de manifiesto la oposición del catalanismo a aquel acto y el rechazo a la figura de Franco.

Gritos, golpes, escaramuzas y ordenes confusas se suceden en todo el hemiciclo, algún arma de fuego llega a ser desenfundada al tiempo que los independentistas catalanes entonan el Cant de la Senyera a pleno pulmón, desafiando las posibles represalias que ello les puede acarrear.

Entre los cabecillas figura un joven llamado Jordi Pujol que, como autor del texto reproducido en los panfletos, pasa por los calabozos de la jefatura superior de policía donde es interrogado y condenado después a siete años de cárcel que cumpliría en parte en el penal de Zaragoza.

En estos días se ha querido recordar este acto que marcó una inflexión en la vida del que luego sería Presidente de la Generalidad, el lugar escogido no podía ser otro que el mismo Palau donde se desarrollaron los hechos, pero el mal momento por que atraviesa la institución, ha podido con la efeméride. El lugar donde los idealistas catalanes se manifestaron contra lo que representaba la entronización de Franco en sus esencias era hasta hoy la cueva de Ali Baba, donde el principal valedor y heredero directo de su fundador, Sr. Millet, con  sus acólitos y familiares instalaron su fielato de corretajes, desviando las  donaciones pactadas de antemano con las grandes empresas a particulares y partidos políticos afines a la ideología catalanista.

Es una pena que lo que se consideraba el Sancta Sanctorun del más puro catalanismo y donde se vivió uno de los momentos emotivos de su historia haya sido dilapidado por el cambalache y el trapicheo más descarado. Nadie podía imaginar tanto descaro ni tanta desfachatez y lo más triste es que a nadie le importó jugar con el prestigio de la institución con tal de que al pasar por taquilla hubiera un sobre a su nombre.

1 comentario:

  1. A pesar de que algún Ícaro marrullero haya quemado sus alas en el sol de la corruptela, l'Orfeó y lo que representa serán como el ave fénix.

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona