Cataluña está cansada, España está harta; el paro se extiende como una mancha de aceite y no hay político ni partido que tenga poder de absorción para eliminar este desastre. Pregúntenle a un ama de casa que se ve obligada a hacer filigranas para llenar el cesto de la compra la importancia del idioma del rótulo del establecimiento o si la persona que atiende al anciano de la casa ha nacido en Constantinopla o está nacionalizada, díganle a la persona que regenta una parada de mercado que no puede jubilarse hasta los 67 años porque su dinero aportado en tantos años de cotización se lo gastaron en pre-jubilaciones masivas e incentivos de regulación de plantilla para que las multinacionales siguieran obteniendo beneficios.
Explíquele hasta que lo comprenda al pensionista de turno que tiene que conformarse con su mísera pensión cuando el Sr. Montilla, presidente de la Generalidad, está cobrando más de el doble que el presidente del gobierno central, hágale comprender al titular de un plan de pensiones que su rentabilidad ha sido menguada mientras el banco que se aprovechó de ella además ha recibido ayuda de nuestro gobierno porque prestaba un dinero que no tenía y no trate de explicarle al trabajador con contrato en precario que vote a quien sea pero que vote, porque es la única manera que los parlamentarios sigan manteniendo su sillón y sus prebendas sin importarle un bledo lo que le prometieron en la campaña anterior.
La única manera de hacer notar estas frustraciones hasta ahora es no votar o votar en blanco, pero no existe procedimiento alguno que a la falta de confianza se le pueda añadir un voto sancionador restándole votos directamente. No tengo noticia de que nadie en su programa tenga previsto que para las próximas elecciones se pueda votar en NEGRO, una papeleta que pudiera restar votos, que pudiera dejar claro no ya la desgana y el poco interés que nos suscitan los candidatos sino que pudiéramos mandarlos directamente al paro como cualquier trabajador que no cumple con su trabajo, el voto en NEGRO debería existir para cesar a estos empleados nuestros que lejos de comportarse como tales parecen los dueños de nuestros destinos y amos de nuestros bolsillos. Cataluña nos lo dirá el domingo; España lo escuchará después, pero el voto en negro debería existir en toda democracia que se precie.
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