JUGANDO CON FUEGO

De la misma manera que nadie en su sano juicio puede menospreciar la importancia de los acontecimientos ocurridos frete al parlamento Catalán,  tampoco puede centrarse todo el debate en si son o no son los mismos que acampan en la plaza de Cataluña.

Fueron mas de dos mil quinientas las  personas que acordonaron las puertas del Parlamento según los datos oficiales, muchas personas para entenderlo como una simple gamberrada, demasiadas para no darle importancia y dejarlo todo en el debate de si pertenecían o no al grupo de “Los indignados” y muchas para que no tuvieran un grado de indignación suficiente para estar presentes en un lugar que de entrada podía ser peligroso y de difícil e imprevisible final.

Las autoridades catalanas tenían que lavar su imagen, las escenas de violencia originadas por su policía los días anteriores en el desalojo de la plaza de Cataluña tenían que limpiarse a nivel mundial apareciendo ahora como víctimas indefensas, nada mejor que dejar que los acampados  en los aledaños del parlamento lo hicieran impunemente desde la noche anterior para que por la mañana el escenario tuviera una puesta en escena con todos los ingredientes de inmolación voluntaria en la defensa de la democracia por parte de los parlamentarios.

El escenario perfecto, los enclaves muy definidos y una vez más las fuerzas del orden cumpliendo a rajatabla el objetivo, no formar un cordón preventivo que facilitara el paso de los parlamentarios para que estos quedaran a merced de cualquier descerebrado.

Poca imaginación la del responsable del orden cuando reconoce que ya detectaron la presencia de los indignados la noche anterior y no tomaron ninguna medida preventiva, muy grave el dejar que entraran a pie muchos de los parlamentarios poniendo en riesgo real su integridad física, peor respuesta la de utilizar helicópteros para en el mejor estilo americano demostrar una prepotencia inadecuada por parte de los intocables,  magros beneficios los que obtuvieron los acampados presentándose  ante la opinión pública como los zapadores de la democracia al utilizar cánones de violencia si lo que pretendían era todo lo contrario.

Los acontecimientos convierten en una ruleta rusa cada uno de los acontecimientos que estamos viviendo diariamente, tanto si son los de los indignados de las plazas de España como los reunidos para defender a un vecino a punto de ser desahuciado o los encadenados a la entrada de los centros de poder, la mecha está en la calle el barril, de pólvora en cada plaza y la cerilla puede ser cualquier incidente que origine una víctima grave que nadie trata de evitar y a todos debería hacernos culpables.

SI EL PODER VIAJA EN HELICÓPTERO NUNCA PODRÁ SUFRIR LAS CHINAS EN SUS ZAPATOS.