domingo, 15 de enero de 2012

CON PATA DE PALO Y PARCHE EN EL OJO


Por eso de no estar quieto uno anda de la ceca a la meca intentando ser útil sin entrometerse y siempre con la sensación de que la experiencia es un don que producen los años y que no habrá universidad que pueda impartir el último curso.

La gente joven tiene más preparación que en épocas anteriores, disponen de otros medios y manejan otros sistemas, pero en muchos casos necesitan creer en ellos mismos, necesitan saberse capaces de abrirse camino sin necesidad de esperar que se le abran puertas ajenas donde el rotulo de: “No molesten, estamos completos” es una norma habitual. Tampoco se lo pone fácil la Administración a estos jóvenes casi siempre con recursos económicos limitados pero con unas ganas infinitas de vivir de su trabajo, no hay cauces a su medida para romper este círculo del cual se sienten prisioneros, una  burocracia compleja y costosa les obliga en muchos casos a mantenerse por necesidad en la economía sumergida, sólo unos pocos se lanzan a la aventura de crear su propio puesto de trabajo y ahí están jugándosela en medio de este vendaval de crisis, Eres, estafas y bancarrotas luchando contra viento y marea porque no quieren dejar que se les pase el presente esperando el futuro.

He tenido ocasión de ver trabajar a un grupo de estos jóvenes emprendedores, de disfrutar con ellos la ilusión de un trabajo bien hecho, la satisfacción de haber conseguido con medios muy precarios resultados de multinacional y además de envidiarles por su juventud, reconocer también  la  facilidad que tienen para entenderse y el consciente manejo del tiempo en que viven.

Lo lamentable es verlos después padecer por  falta de financiación y que la Administración sólo los considere útiles para cotizar pero inexpertos para recibir, y cuando se habla tanto de paro y falta de expectativas no se facilite y potencie el autoempleo como medio ideal para adelgazar las listas del paro y sacar a esta España del pozo en que está metida.

No quiero despedirme de ellos, pienso que mi experiencia puede valerles aunque en su barco sólo sea un viejo cascarrabias que ordena la bodega para facilitarles la travesía; la pata de madera y el parche en el ojo parece que no son de este tiempo, la cambiaremos  por  una pierna iónica y pantalla vía satélite y cuando lleguen a puerto estaré feliz si alguna de mis coordenadas les fue útil para evitar sus  tormentas. 


EL FUTURO NO LLAMA A LA PUERTA ESTÁ DENTRO DE CASA

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona