jueves, 19 de enero de 2012

CUANDO LLEGA LA GRIPE


No es lo mismo que a uno le visite la gripe cuando está jubilado que cuando está en activo. El jubilado no tiene prisa en ser curado, no le apremian obligaciones pecuniarias y es relegado a la condición de cuarentena sin demasiadas contemplaciones, la voz ahogada ahora por la gripe parece emitida además con sordina para todo el que te rodea y un inoportuno estornudo puede desencadenar una serie de órdenes que de tenerlas que ejecutar todas juntas según se te manda sería para darte un premio a la eficacia.

Uno en este caso busca consuelo en su media naranja y trata de recordarle los muchos años que llevan viviendo juntos, lo mal que se vería de tener que seguir sola por la vida y de lo poquito que me quejo para lo malito que estoy y con este ronroneo y a la primera sugerencia de la consorte te ves reconfortado en el lecho, arropadito con el embozo subido hasta las orejas , el vasito con el agua en la mesita para disolver la monodosis del preparado de rigor y el zumito de naranja bien azucarado, después pides que te  entornen  de la ventana para dejar en penumbra la habitación y a partir de aquí te invade una somnolencia que ya no obedece al día ni a la noche y  cuando estás allí encogidito como pájaro en su nido aceptas que te mimen y que te consuelen mientras escucha en el pasillo un siseo reclamando un silencio que te hace protagonista y centro de atención de toda la familia.

Uno llega a pensar que aquello es vida y hay que explotarlo que nada mejor que una gripe para sentirse querido, pues no en vano todo el mundo da consejos intentando anticiparse a las posibles complicaciones y aquella manera tan insistente y machacona de comprobar el estado de la temperatura por parte de tu mujer te hace pensar que efectivamente estás mucho más pachucho que lo que tú te crees y con la fecha de caducidad a punto de expirar.

Bueno pues todo esto me lo he pensado pero no me ha valido, la maestresa no se ha creído mi endeblez ni me ha visto tan pachucho como yo creía, se ha limitado a desempolvar la caja de los medicamentos y ahí me tienen ustedes como pato para foie-gras echando por el gaznate todo lo que me echen sin que a nadie haya podido dar la lastima suficiente como para que me lleven a la cama con plumón y manta eléctrica y por mucho que he insistido nadie me toma la temperatura,  nadie me consuela en mis últimos estertores y nadie reclama silencio para respetar mi dolor. ¿Sera que no estoy tan mayor? 

ESTO  DE  LA  GRIPE  YA  NO  ES LO QUE ERA

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tiene a su disposición este espacio para sus comentarios y opiniones. Sea respetuoso con los demás

Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona