Cuando ya te incorporas y la cabeza vuelve
al presente una lágrima traicionera descubre para los demás que no estabas tan
fuerte como les querías hacer creer, que los ánimos que les querías transmitir eran
deseos más que realidades y que fue por ellos y sólo por ellos por lo que
luchaste para seguir adelante, compartiendo con ellos el don preciado de la
vida, que quieres sentirte mimado como un enfermo pero estando sano, que
quieres abrazar para ser abrazado, que quieres estar con ellos sólo por ellos.
Hoy ha saltado la noticia de que una
periodista conocida padece una dolencia de las denominadas graves. Estoy seguro
de que su teléfono no habrá dejado de sonar, multitud de amigos se interesarán
por ella apabullándola de animosos mensajes y no pocos deseos de verla pronto y
bien, pero yo estoy seguro que esta periodista habrá dejado de serlo para
convertirse sólo en esposa, madre o
hermana; su naturaleza habrá creado una especie de cortina que protegerá su
privacidad, la periodista será a partir de ahora simplemente Concha y su
entorno más cercano habrá tomado una
dimensión que ni siquiera ella esperaba. Concha Garcia Campoy volverá reforzada
pero mucho más sensible, su sonrisa será más placida y aunque su voz será la misma su tono habrá
cambiado y sus valoraciones ya nunca serán las de antes.
EL ESCENARIO DE LA VIDA ES LA
PUERTA DE UN HOSPITAL
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