domingo, 1 de enero de 2012

EL AÑO QUE NOS DEJÓ


 Maltrechos en lo económico, jorobados en lo anímico,  machacados por los escándalos y descolocados frente a ese euro que nos vendieron hace diez años como fuerte pero resultó más blando que  una nube de espuma de afeitar.

En lo personal me vio jubilar que es  cuando todo el mundo te dice que llega el momento de disfrutar, pero es cuando quieres hacer lo que no puedes y haces lo que no debes y así la cosa no funciona ni encuentras tu sitio en una sociedad que considera a los jubilados calentadores de cama haciendo turné con los  viajes del Inserso.

También me apunté a un gimnasio por que te dicen que no debes abandonarte y ahí me tienes poniendo las lorzas en escaparate tratando de estirar el bañador hasta hacerlo camisero dejando las piernas tan desasistidas que más parecen salchichas con sabañones  a falta de colorante que olímpicas extremidades dispuestas a dar batalla,  luego viene lo de la hernia que se sale cuando no debe y te hace poner punto en lo que debió ser coma y ahí te quedas por unos días en dique seco que ya no sabes si volver echándole valor como los toreros o mejor dejas la plaza para otro jubilero y te refugias a leer la prensa bajo techado con peligro de somnolencia y con riesgo de que aumente el colesterol y la flebitis.

No es fácil, no se crean, la vida del jubilado porque nunca aciertas a saber si estorbas porque estás o estás por lo que estorbas, si te mandan a por pan porque hace falta o falta pan porque ya sobras y, la verdad sea dicha, acarreo más pan a mi casa que hormigas a su hormiguero y  ya no sé si como torrijas porque me gustan o me gustan las torrijas por gastar el pan de tanto acarreo.

No hagan mucho caso cuando dicen que el sitio del abuelo es llevar a las nietas al colegio, lo malo es que es en ese momento son mis nietas las que no me consideran abuelo y entonces me imponen un ritmo que no puedo llevar y ya no sé si son ellas las que me llevan o soy yo el que las encauza porque llegar, llegar… llego pero siempre unas zancadas detrás de ellas y con la lengua a tres cuartas de su espacio natural y, no es por nada pero, la hermana portera mira el reloj con tanta ironía que no sé si lo hace por felicitarme o para expulsarme por llegar fuera de control y eso es un sinvivir que me obliga a superarme, pero si yo apremio la zancada ellas las  multiplican y así no hay manera de emparejar con las rapazas.

La vida me da mi mujercita que me mima como si fuera un tesoro y es que la pobre me quiere, no voy a decir que no, pero me tiene mosca porque no hace más que repetirme que por qué a una viuda solo le queda media paga del marido si éste fallece y esto me está dando qué pensar porque no sé si me llama tesoro porque lo soy o me quiere como tesoro por lo que represento.

Esto es un lío, créanme, nunca había tenido tanto tiempo para pensar y eso me está matando; iba a pedir consulta al sicólogo  pero como ahora me piden un euro por receta lo dejaré para más adelante a ver si hacen oferta de dos por una porque este mes me viene la subida del gas y tengo que hacerle frente, tendré que ponerme a trabajar otra vez para llegar nivelar el presupuesto, claro que no sé como, porque en la cola del paro ya me han dicho que no tengo sitio, como no sea  haciéndome parado de un parado… así a lo mejor cobrando en negro... y luego dicen que jubilación viene de júbilo.

SI  TE  VAS DE  JUBILAR  PRUEBA  ANTES  DE  EMPEZAR

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona