miércoles, 1 de febrero de 2012

LAS RECETAS DE LA ABUELA


Andábamos en que nada mas propio que  los remedios de la abuela para enderezar mi resfriado mientras  intentábamos apañar una rama de eucalipto que a  mano nos venía; mas no alcanzara mi persona a dar en ella ni mis muchos saltos conseguían alcanzar a la muy remilgosa que a fuerza de intentarlo parecía haber aprendido a escapárseme entre los dedos, embarcado en el empeño hice de conseguirlo  empresa propia y apilando piedras y peñascos  pude encaramarme a ella, bien es verdad que con más dificultad que grumete a barlovento y púseme a horcajas sobre la rama cual jinete en caballo de fotógrafo sin pensar pobre de mí en cómo había de bajar, pues  bien entendí en ese momento que la edad es la que es y la  agilidad y la destreza restan cuando el calendario suma.

Clamaba yo ayuda como alma en trance de separarse del espíritu pero los que conmigo estaban tomábanlo a chanza y jolgorio y no daban en mi si no para refocilarse de mi precaria situación que mas pareciera mono de feria o macaco en parque público que setentón en apuros en trance de desplomarse.

Más bien caí que me desasí de la rama hasta el punto de tatuarme la cara de tal manera que bien valiera como Cristo de pasión en sesión de tarde y noche y aunque quise andar listo una vez llegado al suelo tenia las nalgas tan escocidas que pareciera buscar silla por la forma puesta, en ese punto  acudieron en mi ayuda personas de buena intención mas de poca vocación y sujetaronme con tan poca maña que de mi brazo se hicieron dueños cual asa de puchero de alfarero olvidando que el resto de no auparse viene a la rastra.

De esta guisa llegamos justo para  encandilar una buena olla en la que introdujimos las  hojas del mal hallado eucalipto y aquí me tienen cual fantasma bajo sabana intentando no perder vaho ni aroma que de la cocción pueda producirse que no en vano el precio pagado no fue barato pues aparte de mancillamiento gastamos en emplastos hilas y esparadrapos mas botica que galeno Sayagués  pudiera recetar y ahora cuando en valor alguien cifra el remedio bien he de decir que la botica de la abuela tiene riesgo que si no del tratamiento bien lo tiene en su consecución que la desmaña es de regalo y la torpeza su envoltorio.

Y si bien es verdad que el gorgoriteo ha desaparecido a las tres posturas de los vahos no lo han sido así las escoceduras que por serlo a la vista y por lo forzado de mis gestos propician preguntas a las que he  de buscar explicaciones que en modo alguno se atengan a la verdad pues temo que con ello alguien me quiera aplicar otra receta de la abuela y por ahí sí que no paso presintiendo que el remedio se me cobre en estragos lo que en botica me ahorre de gastar y más vale no tentar al diablo que los so rastrones siempre fueron medallas de chiquillería y galones de intrepidez mas el trance que ahora explico demuestra bien a las claras que a mis setenta talegos yo perdí la sensatez.

SI  PADECES  DEL PESCUEZO… ENTRE VAHOS  METE EL CUEZO

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona