miércoles, 15 de febrero de 2012

UNAMUNO, 75 AÑOS DE LA MUERTE DE UN SALMANTINO DE BILBAO


 Empezó a morir el 12 de Octubre de l.936 cuando en el paraninfo de la Universidad de Salamanca se enfrentó con el entonces emblema y paradigma de la legión y la dictadura franquista: Millán Astray.

No pudo callar el entonces rector de la universidad cuando Astray rompía en improperios contra vascos y catalanes llamándoles antiespañoles y cánceres de la nación entre otras lindezas; es de suponer que aquel general de parche en el ojo y mutilado cuerpo en su alocada disertación no calculara el alcance de sus palabras dichas delante de aquel vasco e insigne profesor al que según los presentes le falto tiempo para salir al paso de semejantes manifestaciones interrumpiendo el discurso de quien siendo jefe de la legión olvidó el escenario donde se encontraba y quien era allí el sumo sacerdote. No le fue difícil a D. Miguel recordarle a aquel lenguaraz que precisamente el obispo de Salamanca que en aquel momento estaba a su lado era Pla y Daniel, catalán de nacimiento y amigo personal de su caudillo y que él mismo siendo vasco era rector de una universidad castellana y universal de la que se sentía orgulloso y en la que ser vasco suponía el ejemplo de que el saber estaba por encima de toda ideología.

Los gritos de “¡Viva la muerte!” de los legionarios resonaron en aquel aula magna de la universidad como una blasfemia contra la cultura y el progreso que D. Miguel contrarrestó con un “¡Viva la vida!” al tiempo que los definía como necrófagos, lo que alteró aún más a los ya irritados legionarios que brazo en alto entonaron el himno de la legión.

La salida del paraninfo del brazo de Doña Carmen Polo le salvó la vida pero regresó a su casa siendo consciente de que allí había terminado  su vida académica; le obligaron a dimitir de todos sus cargos incluido el de concejal del Ayuntamiento de Salamanca y quedó confinado en su propia casa, murió dos meses después presa de una infinita tristeza pues según decía le dolía España, la España que se estaba desangrando por las cunetas y de la que le daban cuenta los pocos amigos que podían visitarlo.

Nada dicen los cronistas de la época si el obispo catalán que paseó a Franco bajo palio por primera vez y definió la guerra como cruzada  intervino para defender su condición de catalán y pastor de la iglesia salmantina pero no parece que lo hiciera a juzgar por las crónicas que de aquel acto recoge la prensa local que relatan como D. Miguel se vio solo ante aquellos exaltados que llegaron a tenerle amenazado encañonándolo con sus metralletas.

A VECES  EL  SILENCIO  ES  LA PEOR  MENTIRA    (UNAMUNO)

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona