martes, 26 de junio de 2012

EL SUSTANCIERO


Entre cohetes y petardos el nido de mi balcón ha sobrevivido, no sé si los pajarillos han sido conscientes de su precaria situación pero les aseguro que estos días se han movido menos; se han acurrucado debajo de sus padres hasta casi desaparecer y ni siquiera han reclamado su ración diaria de insectos y semillas, las verbenas de San Juan han sido para ellos una penitencia pero también un entrenamiento para lo que les espera en la vida adulta; aparte del fragor de los petardos y los constantes sobresaltos originados por la chiquillería han visto como sus padres los han defendido una y mil veces de los continuos asaltos del gato de la barriada y con tanto ardor que el pobre felino al final desistió del ataque contra el nido que suponía indefenso y fácil objetivo de sus garras, los vuelos rasantes de sus padres no solo ahuyentaron  al felino si no que hubo de batirse en retirada ante la contundencia y amenaza de sus afilados picos.


Hoy los pajarillos han comido tranquilos, sus padres los empapuzaron hasta dejarlos repletos como morcillas y cuando la noche se ha echado sobre la ciudad han iniciado su turno de guardia con la seguridad de haber cumplido con su deber afrontando  la mala temporada con valentía consiguiendo salir victoriosos y fortalecidos de las dificultades.

Esta historia tan real como os la cuento me ha hecho pensar dónde está el límite de la resistencia y la adaptación de los españoles ante la crisis que estamos padeciendo cuando además de una cifra imposibles de parados, se anuncian subidas de IVA en los alimentos básicos, copago por receta, rebaja de sueldos, aumentos de servicios básicos como el agua, electricidad y carburantes, se nos dice que los intereses de la deuda Española están por las nubes que la Unión Europea  nos presta un dinero que nos convertirá  en sus esclavos durante no sé cuantos años y que en definitiva no habrá agujeros suficientes en nuestro cinturón para apretarnos tanto como vamos a necesitar, el panorama desde luego no es más esperanzador que el de los pajarillos de mi balcón, lo que ya es impensable es si las mesas europeas arrojarán  tantas migas de pan como nos dicen serán necesarias para mantener tantos nidos españoles.

Algo me recuerda la figura del Sustanciero que nos contaba mi abuela; aquel individuo que aparecía por el pueblo de vez en cuando con unos más que resecos huesos de jamón y siendo previamente anunciado por el aguacil de turno se ofrecía por una módica cantidad a pasar casa por casa para dejar cocer dentro de las ollas aquellos pernicotes de jamón que mas que sustancia dejaban miseria hasta el punto que la cuerda que lo sustentaba llegó a ser motivo de discusión por que se decía que empapaba más que aportaba de lo que resultaba una merma considerable en el condumio familiar y una colación extra para el sustanciador.

Bien es verdad que mi pobre abuela ponía especial gracejo en contar como entretener por más tiempo del contratado aquel engrasador de pucheros ajenos pero es bien cierto que este oficio hoy desaparecido reflejaba muy a las claras la penuria de aquellos tiempos y la astucia y el instinto de supervivencia de la que siempre hicimos gala. Dios quiera que no la necesitemos

SI EL SUSTANCIERO NO LLEGA LE SALDREMOS AL CAMINO



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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona