miércoles, 20 de junio de 2012

TACÓN COSIDO, TACON COMIDO


Esta  parecía ser la máxima de aquel zapatero que allá por el mil seiscientos vivía en Salamanca. Al parecer el buen Blas no dudaba en trabajar durante toda la semana de sol a sol, o de turbio en turbio, como don Quijote, con tal de darse el gustazo de unos buenos sopapos al pellejo del vino y estrangularse el estomago los fines de semana con lo mejor de los puestos de la Plaza de la Hierba (hoy Corrillo). Mas dicen que el corregidor del Ayuntamiento, doctor Carvajal, viendo este despilfarro no dudó  un instante en reordenar su testamento y, si bien dejaba todas sus pertenencias al hospital y al nuevo seminario, decidió que en los estatutos figurase una cláusula donde se decía quedarían excluidos de cualquier beneficio los hijos de los zapateros y sus descendientes.


Algo así parece ocurrirnos a los españoles con la Unión Europea. Hagamos lo que hagamos y lo intentemos como lo intentemos tenemos que pagar el sambenito de derrochadores sin que se nos valore los años de esfuerzos y emigración que hemos padecido en beneficio de esas mismas naciones que al igual que el zapatero remendón de mi tierra no hicieron otra cosa que recomponer las miserias de otros de las que ahora obtienen rendimiento.

No sé hasta qué punto una nación como la española tiene que doblegarse a tanta exigencia sin contemplar otras opciones, ya hemos visto como Grecia ha hecho contener la respiración a la Unión Europea y como ante la inminencia de una ruptura los Carvajales de esta historia parecen dispuestos a aflojar sus pretensiones y dar a los griegos mas oxígeno y tolerancia.

El zapatero de Salamanca tenía la seguridad de que la Tía Geroma (su mujer) velaría por su salud y cuando la curda del amigo Blas no le dejaba encontrar el camino, ella lo recogía solícita disculpándolo ante las vecinas, haciendo que valorasen su siempre habilidad en el trabajo  y la cantidad de veces que las había sacado de un apuro, recomponiendo un tacón,  unas punteras, o rehaciendo unos zapatos de vestir para una novia casadera.

No sabemos dónde terminaría  sus días el remendón de nuestra historia ni si alguno de sus hijos fue expulsado del seminario llamado de Carvajal debido a su fundador pero de lo que estoy seguro es que a los españoles se nos utilizó siempre, una veces para que hiciéramos de remendones de situaciones límite, otras como abanicadores de turistas y siempre para impulsar  industrias de otras naciones a cambio de hacernos creer los reyes del mercado durante los fines de semana colgándonos por ello la etiqueta de   cigarras cuando en realidad éramos hormigas.

SEMINARIO DE CARVAJAL, QUE LOS METEN POR DELANTE Y LOS  SACAN POR  DETRAS

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona