Este domingo la lluvia puso
cortinas en los balcones y llenó de
espejos la calle para ver pasar a Santa Teresa por Barcelona, a la dama
andariega no le fue necesario arremangarse las sallas ni aligerar sus sandalias
para llegar limpia y pulida a presidir la misa celebrada en su honor, el
aguacero persistente y tozudo durante la noche dio paso a un día soleado para
que Teresa de Ahumada pudiera ser paseada por el barrio de San Andrés
acompañada por las banderas de cada una de las provincias Castellano Leonesas a los sones de dulzaina y tamboril.
Son más de cincuenta años los que
el Centro Castellano y Leones de Barcelona viene celebrando esta fiesta, son ya
varias generaciones las que toman el relevo para que esta celebración se siga manteniendo pero los últimos acontecimientos empiezan a
hacer de este acto una reunión nostálgica de los muchos paisanos que andamos sumergidos en esta
Cataluña que al pedir autonomía parece querer distanciarnos de nuestras raíces.
Bien es verdad que el espejo que mide
el tiempo no deja de biselarse; las estrías de sus esquinas parecen empeñadas
en no querer enmendar nuestra arrugas y salvo raras excepciones a este espejo se
le va desprendiendo el rigor de la actualidad, las nuevas generaciones no
aparecen tras el cristal de las fotos de familia su idioma es otro idioma, la
bandera es “su” bandera y su estandarte que
pasa ahora por el tamiz de la identidad respeta nuestro orgullo pero busca su
destino.
Cuando ya camino de regreso me
embozaba en mi capa castellana he tenido la sensación de que con ella se
apoderaba de mi el espíritu de otro abuelo y de otro tiempo la sensación de
tener que elegir sin quererlo uno u otro bando; la impotencia que da la
imposición de la sin razón, la rabia de seguir sujetos a unos intereses que se
nos venden como propios pero que en el fondo son partidistas y sectarios y por
encima de todo el sistema imperante al
que le interesa y consigue tenernos divididos y enfrentados vendiéndonos como
justicia lo que es un falso orgullo o subiéndose al carro del victimismo con la
mochila de la inoperancia.
NADIE LE DICE AL ARBOL SI QUIERE
CERCA DE PIEDRA
SI EL ARBOL QUIERE SER ARBOL LO
QUE QUIERE ES BUENA TIERRA
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