La gusa apretaba y era tal el hambrío
que el ronroneo de las tripas mas parecían derrumbe de escombrera que gazapos en
hulera , el uno para entretenerlas roía un trozo de queso que si entró cocoso en
su jurisdicción ahora podía salir por si solo de la faltriquera pues añadía a
su antigüedad la experiencia del ciego que falto de dientes y rico en
habilidades le daba sesiones de paladeo en jornadas de mañana y tarde y si en
un aquel se desconchaba corría agudo a
retornar el resto a su lugar no fuera el caso de acortar su existencia y con
ella la merma del regusto habida cuenta de que a veces en el ablandamiento se
sumaban rastros de anteriores expediciones que por haber discurrido en cueva cavernosa
y llena de pliegues daba lugar a la aparición de antiguos restos de avechuchos,
cordobán de torrezno o descortezas de pernil; especie extraña y casi extinguida
entre aquellas hendiduras pero proveniente de algún repulgamiento de
sustanciero al que por purita misericordia habianlé suplicado el deleite de su
mercancía.
El lazarillo que veía como el
rumiar de su amo iba desacompasado con el rugir de sus tripas puso sitio a la
situación y en uno de aquellos regresos del queso a los confines del fardel camúflole
la abertura de manera que el ciego al tentarse para encontrarla desasistió la
vigilancia y aquí el aguijonazo del aprendiz con espino de aulaga fue tan
diestro que ni nariz de Quevedo fuera tan quebrantada y escuchando el gritar de
su lacayo a maldecir que las avispas los rodeaban causó tal muestra de espanto y
dolor en el desventurado maestro que por
escapar y acudir a suavizar la parte perjudicada soltó de la mano su presa, momento
en que el lazarillo listo como rapaz ensartó aquel marro en el aire olvidándose
del pincho pero también de acompañar en los alaridos a su protector cosa que no
pasó desapercibida por este que agarrándole por el pescuezo le dio tal
cachetazo que no hubo queso que menos durara en cueva de bandolero.
Vueltas las cosas a su lugar
prosiguieron su camino el uno con el mohín puesto por haber sido pillado como
pájaro en gatera y el otro dándose a todos los demonios por llevar como remola aquel
zagal abortizo y acancinado pero con más
pillaje y labia en su saber que partida de bandoleros en tierras de Sayago.
Llegados a donde convenía que no
era otra que la mansión de la Marquesa de Almarza, mujer de todos conocida por
su resucitamiento y dedicación a los menesterosos; esperaron buena parte de la
jornada a que la dama saliera como era costumbre y así que la vieron el ciego desmayose
por oficio en la mismísimo vano de la casa, el papirotazo lejos de sorprender a la benefactora hizo aguardar a que la
escena se completara con la intervención del lazarillo que no por esperada le
fue menos ingeniosa y dado que este alargara su función por no tener quien le
interrumpiera tubo de hacer mangas y capirotes para no dar por acabado el sainete
mientras su amo en el suelo sin osar
mover un dedo dudaba ya de seguir desmayado o darse por venido a sus mentes por
sus propios medios.
Mandó la hija de Montezuma se
introdujera a los dos periñanes en su zaguán mientras por seguir la chanza
mandó a una de sus criadas trajera agua del pozo artesiano y con ella en un
jarro hacercóse la dama a socorrer al caído ofreciéndole un buchito de aquel
agua tenida por milagrosa y que dado su frescor sin duda lo reanimaría, todo fue
sentir el agua en sus labios dio el ciego tal saltó del poyete en que
estaba puesto que ni ortigas que le hubieran acercado hubieran surtido el mismo
efecto, clamó al cielo su desgracia y la aprensión y aborrecimiento al agua
debido al haber padecido ahogamiento siendo infante y como desde aquel trance los
galenos le habían prohibido todo contacto con ese liquido ya que la urticaria y
los sarpullidos que padecía estaban relacionados con aquel percance, rieron
todos la gracia y los aspavientos del ciego al tiempo que la dama mandó asistirles
el estomago no sin antes hacerles prometer que Lázaro asistiría a clase de
latines con el antiguo sacristán de San
Boal la misma parroquia donde ella fue resucitada y dado que este hombre
purgaba su codicia haciendo el bien no habría mejor mentor para fedegar a aquel
muchacho.
Viéndose el ciego sin asistente y
la desgracia de ser superado por este en conocimientos vino a decir no ver con
buenos ojos tal preceptor ya que si él había de purgar de por vida el intento
de robar una joya del dedo de su ama el
perillán que tenía delante no cumpliría ni con cinco vidas ya que sus delitos
eran tantos que no habría dedos en la tierra para tantos anillos ni marquesas
de Almarza suficientes que resucitar y en estas andaba cuando no quiso otra
cosa que encontrar el paso franco para salir a la calle y en viéndose en ella
bien dijo a quien le escuchara que casa con mas desgracias nunca encontrara
pues tan solo agua tenían con que asistir a desvalidos y por limosnas solo
daban latines de sacristanes para desfenecir a los fenecidos.
MARQUESAS Y MARQUESADOS NI TODOS TAN BUENOS NI TODOS TAN MALOS
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