Mala cosa bien lo veo; que
aquello que allí flota ha de ser cuerpo de humano que no de perro ni de
cualesquiera otro antruejo.
- Mira de echarme una mano galán
que de no hacerlo ahora el agua está traicionera y se ha de llevar rio
abajo este despojo y entonces será
menester mucha fuerza y no poca maña para vararlo y eso contando que la
pesquera esté cerrada que con la lluvia de estos días bien creo yo que el
molinero ha de andar muy a lo suyo y poco oficio a de tener mirando al rio si
no es para marear las palas y enderezar los dientes del piñón.
-Venga leñe espiojaté y hecha
las trancas rio adentro que en sujetarlo no hemos de tener demora y andemos luego
a la autoridad para que le den vista y miren de ver quién es y a qué lugar
pertenece.
Mancebo y pescador engarfiaron
con la pértiga aquel amasijo de ropa, jaras y verdejos y arrastrándolo llevaronló
hasta la orilla pudiendo ver por el atuendo
ser de señor principal y no pescador de rio ni arenero de gabarra habituales en
el lugar.
Corrieronsé las voces por
aquella Salamanca de 1891 llenando de estupor y consternación a la sociedad mas
costumbrista y acomodada , el gremio de libreros, academias de la Historia y de
San Fernando, profesionales del
derecho, escritores y poetas no daban crédito a lo ocurrido y todos
maldecían una y otra vez el no haberse anticipado a la desgracia.
Los incondicionales tertulianos
del Café Suizo sintieron como propia la desgracia y más de uno lamentó entre
sollozos haberse mofado del finado por su desliz cronológico.
El cortejo tal como él había
pedido fue en carro de tercera acompañado por los más pobres de la ciudad y en
medio de gran silencio.
Así murió el historiador más riguroso
que ha tenido la ciudad de Salamanca era la tarde del 26 de Junio de 1891, un error al fechar el año de la fundación del
colegio Fonseca y la algarada que se montó en su contra lo sumió en una tan
fuerte depresión que no encontró otra salida que arrojarse al cahozo del rio
Tormes conocido por El Cabildo.
Sin MANUEL VILLAR Y MACIAS no
sabríamos tanto y tan rigurosamente como sabemos de los principios y orígenes
de esta Salamanca tan nuestra y tan cercana; el rigor de sus investigaciones y
la amplísima documentación recogida y volcada en sus libros son hoy fuente
inagotable donde escritores e investigadores bucean buscando el dato preciso o la
constatación de una efemérides, pero Salamanca siempre parca en reconocimientos
sigue manteniendo en un nicho del cementerio los despojos de quien fue el más
meticuloso investigador de la historia de Salmantina.
M. VILLAR Y MACIAS O LA
HISTORIA DE NUESTRA HISTORIA
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