viernes, 21 de junio de 2013

EN EL CAHOZO DEL RIO

 Mala cosa bien lo veo; que aquello que allí flota ha de ser cuerpo de humano que no de perro ni de cualesquiera otro antruejo.

- Mira de echarme una mano galán que de no hacerlo ahora el agua está traicionera y se ha de llevar rio abajo  este despojo y entonces será menester mucha fuerza y no poca maña para vararlo y eso contando que la pesquera esté cerrada que con la lluvia de estos días bien creo yo que el molinero ha de andar muy a lo suyo y poco oficio a de tener mirando al rio si no es para marear las palas y enderezar los dientes del piñón.
-Venga leñe espiojaté y hecha las trancas rio adentro que en sujetarlo no hemos de tener demora y andemos luego a la autoridad para que le den vista y miren de ver quién es y a qué lugar pertenece.
 
Mancebo y pescador engarfiaron con la pértiga aquel amasijo de ropa, jaras y verdejos y arrastrándolo llevaronló   hasta la orilla pudiendo ver por el atuendo ser de señor principal y no pescador de rio ni arenero de gabarra habituales en el lugar.

Corrieronsé las voces por aquella Salamanca de 1891 llenando de estupor y consternación a la sociedad mas costumbrista y acomodada , el gremio de libreros, academias de la Historia y de San Fernando,  profesionales del derecho,  escritores y poetas   no daban crédito a lo ocurrido y todos maldecían una y otra vez el no haberse anticipado a la desgracia.

Los incondicionales tertulianos del Café Suizo sintieron como propia la desgracia y más de uno lamentó entre sollozos haberse mofado del finado por su desliz cronológico.

El cortejo tal como él había pedido fue en carro de tercera acompañado por los más pobres de la ciudad y en medio de gran silencio.

Así murió el historiador más riguroso que ha tenido la ciudad de Salamanca era la tarde del 26 de Junio de 1891, un error al fechar el año de la fundación del colegio Fonseca y la algarada que se montó en su contra lo sumió en una tan fuerte depresión que no encontró otra salida que arrojarse al cahozo del rio Tormes conocido por El Cabildo.

Sin MANUEL VILLAR Y MACIAS no sabríamos tanto y tan rigurosamente como sabemos de los principios y orígenes de esta Salamanca tan nuestra y tan cercana; el rigor de sus investigaciones y la amplísima documentación recogida y volcada en sus libros son hoy fuente inagotable donde escritores e investigadores bucean buscando el dato preciso o la constatación de una efemérides, pero Salamanca siempre parca en reconocimientos sigue manteniendo en un nicho del cementerio los despojos de quien fue el más meticuloso investigador de la historia de Salmantina.



M. VILLAR Y MACIAS O LA HISTORIA DE NUESTRA HISTORIA

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona