Dejo yo en penumbra mi almoneda
Caen los parpados de aspilleras y visillos
Fortifico con ballestas y retrancas
Mi castillo, mi zaguán y mi pasillo
No bien oigo correr el último cerrojo
Y traspuesta ya la puerta del rastrillo
Un buen mozo nos espera en su caballo
Con arneses y atalajes al estribo
Rompe el alba entre nubes de colores
Secarral de Monegros nos espera
Transpusimos con la fresca la montaña
Por la puerta horadada y butronera
Anduvimos tierra adentro muchas leguas
Pifiando El caballo a cada paso
Más fue una acequia y charaíz con agua fresca
La que impuso a la marcha un buen descanso.
Y a jugar se bajaron dos princesas
Que portamos en calesa y escoltamos
Y viendo ya a las dos armando gresca
Me vino a mí sentir un traba manos
A qué tierra debería yo mi espada
A la tierra que parió a estas dos niñas
O a mi cuna por mi tan venerada
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Llegados a la tierra de destino
De la que hago mi casa su embajada
A sus puertas llegué cual peregrino
Librando mi mente de mesnadas.
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