Encuentro a nuestro hombre
gesticulante y alborotador como siempre, su carácter espontaneo y sus ganas de
agradar no le han cambiado y aunque somos vecinos nuestros encuentros suelen
ser espaciados en el tiempo con la carga añadida de querer actualizar en minutos lo acontecido en los meses
anteriores.
El pasado verano visité su pueblo
con la sola intención de contrastar la ejecución de una obra por el soñada y
prometida a su santo patrono San Cristóbal, desde allí le envié alguna foto y
desde allí le felicité por su obra, hoy me rompe la espalda con un abrazo que
quiere ser coactivo y amable al mismo tiempo obligándome a visitarle en su casa
donde me reserva una sorpresa..
Me entrega una reproducción a
escala del mirador mencionado y construido por él en Lomas de Campos (Su
pueblo) la torre de una altura de 16 metros y situada en una cota de 850 m
permite divisar el amplísimo paisaje castellano y los cerca de treinta y cinco
pueblos que la rodean, está orgulloso de su consecución y sobre todo
esperanzado en que se convierta en un atractivo punto turístico y en un
observatorio de aves migratorias y autóctonas, con ello ve cumplida su promesa al
santo patrón tras ayudarle a superar un
difícil percance de salud; una hornacina
en lo más alto de la construcción así lo certifica y solo cuando le pregunto
por la acogida entre sus paisanos aparece en él un rictus de desconsuelo que esconde
el escaso entusiasmo con que este emblemático punto turístico ha sido acogido
entre sus convecinos.
El mirador costeado y ejecutado
por nuestro amigo está recogido en
distintas guías turísticas como atalaya
de tierra de campos y reclamo para la fauna autóctona pues facilita el anidamiento de aves al incluir en la terraza superior hendiduras suficientes para
facilitar las nidadas estacionales de las especies que pueblan la zona, una escalera
interior cuadrangular mantiene abiertos a las cuatro vientos y ha distintas
alturas estratégicos ventanales desde los que pueden divisarse los pueblos que la rodean dando pie en una inacabable secuencia al identificar y
reconocer desde una nueva perspectiva lugares y lugarejos de toda la comarca para
finalizar en una terraza desde la que otear el interminable campo castellano una visión
infinita.
Seguimos charlando y dando rienda
suelta a nuestros recuerdos entronizándome como no podía ser de otra manera en
su extraordinaria bodega donde los caldos y las añadas juegan conmigo como el gato y el ratón y ya
de paso nos introdujimos en esa galería subterránea donde el tiempo dejó su
impronta acunando entre sus bóvedas las más de 2.500 utensilios, herramientas y
aperos de labranza que el amigo Félix ha sabido reunir y conservar con el rigor
de un coleccionista.
Le hago prometer la cesión de una
parte de su colección para próximas exposiciones y no duda incluso en ofrecerme
sus magníficos hornos de adobe para
elaborar cualquier asado en alguna reunión multitudinaria.
Me despide mientras transitamos
entre los magníficos “Trancadis” de su jardín donde la recreación de escenas
marinas, paisajes, flores y mariposas
recrean un Gaudiniano parque Güell en miniatura solo concebible por la
imaginación y la mano primorosa de su querida Ana, compañera inestimable que
también en la torre de Lomas dejó su impronta con los magníficos e ilustrativos
azulejos del interior.
Con él me queda la sensación de
haber estado con quien nunca se marchó de su tierra y a través de su
torre-mirador quiere mantener un ancla inamovible que le obligue a retornar al
puerto desde el que un día embarcó para
la vida.
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