miércoles, 23 de octubre de 2013

DOMINGO DE PERRA GORDA Y DELANTAL DE DRIL

No hacía falta calendario ni cinta de breviario, en aquel barrio se vivía el domingo desde la víspera ya que el sábado era obligado pasar por el barreño de cinc, aguantar la bendición  del esparto y sufrir la penitencia del jabón  Lagarto, de esta manera el domingo los chavales salíamos a la calle como pinceles, delantales y blusones recién planchados y recosidos con puntadas de filigrana que disimulaban el último desgarrón y una colección de apaños que hacían difícil saber qué trozo pertenecía a la prenda original, pero aquellos niños de barriada familiar y matriarcado por necesidad vivían felices, su mundo lo limitaba la sombra de sus casas, su frontera llegaba hasta donde llegaba el límite de sus juegos, su casa estaba donde sentían sed y en los malos trances se acudía a la gran matriarca; la señora Julia.

Un vendedor ambulante pasaba cada semana por aquella calle empinada y relimpia, su  burrito cansino y resignado cual Platero en negativo ascendía calle arriba del ramal del desdentado vocinglero que a modo de pregón enumeraba de corrido la  retahíla de golosinas, sus alforjas siempre repletas de un sin número de talegos y fardeles hacían de cada deseo un juego de prestidigitación y de cada céntimo un recorrido secreto hasta la cueva de sus tesoros.
La bandada de chiquillos sabedores de tener en nuestro poder la llave que abrirían  aquellas bocas repletas de garbanzos tostados, altramuces, pipas de calabaza y girasol,  caramelos sin papel, bolas de chicle, obleas, almendras de anís y garrapiñadas,  pirulís de colores y mil otros achumazos  teníamos la necesidad de invertir bien si queríamos suministros para toda la tarde y como premisa no dejarnos engañar por aquel buhonero del que se decía vendía los caramelos chupados a un precio más económico.

Pero nada  como la raíz de regaliz que cortada por céntimos aparecía y desaparecía entre los pliegues de aquellos fardeles antes de conseguir  el trozo deseado, era sabido que la raíz más delgada era siempre la más jugosa,   el trozo más grueso por ser más duro era más áspero pero de mas rendimiento y la parte   retorcida se consideraba despreciable pues aparte de incomoda para la boca casi siempre amargaba.

En este trato Concha era nuestra aliada la hija de la señora Julia, 
madre joven y luchadora a la que acudíamos siempre antes de pedir el amparo de nuestras madres, era capaz de hacer del buhonero un aliado y de sus alforjas un ejército de salvación, aquel hombre impasible con nosotros  se batía en retirada ante nuestra protectora y diríase que ante ella no pretendía ya otra cosa que una capitulación honrosa  aunque fuera a costa de perder algún pertrecho.


Hace unos días supe que Concha ya no podrá defender nuestras inversiones, tampoco se podrá relimpiar las placas de hierro de su cocina económica hasta desgastarlas,  tampoco tejerá los mejores jerséis de lana que uno pueda disfrutar y  nunca podré decirle que su casa fue la primera universidad para un niño de barriada y babi de dril que ahora intenta enseñar a sus nietas que cuando la calle era tu casa y los vecinos tu familia una perra gorda era la medida de  la felicidad.
  

MI FAMILIA, MI CALLE,  MI CASA: MI PATRIA,  LOS AMIGOS MI BANDERA

2 comentarios:

  1. Precioso lo que has escrito. Me gustaría enviarte un libro mío.A tu disposición, pero como no tengo blog te dejo mi e-mail- amarirogel@yahoo.es

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  2. MUY BONITO Y NOSTÁLGICO COMO SIEMPRE QUE ESCRIBES ALGO DE NUESTRA CALLE MARQUES DE CABALLERO QUE A MUCHA GENTE HARÁ PENSAR DONDE ESTABA.UN ABRAZO CON BESO CHARY

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona