El aldabonazo de los vecinos del
Gamonal hiere directamente el sentido
civilizado y tradicional del que hemos disfrutado este verano transitando por
las calles de Burgos, no es muy dado el pueblo burgalés a salir a la calle en
algarada ni quizá el carácter Castellano es propicio a manifestar su
descontento en las plazas públicas, pero esta vez si esta vez un pueblo
golpeado hasta la extenuación se ha visto empujado a defenderse y como un
Fuente Ovejuna del sigloXXl se ha
lanzado a la calle para reprimir los desafueros de sus gobernantes.
El grito ha resonado en toda esa
España maltratada y expoliada por sus gestores y haciendo suyo el grito del
Gamonal arrimó su cerilla a la misma mecha. Nuestros mandatarios tendrían que
poner todos los medios a su alcance para apagar estos fuegos y aunque uno mismo se reprime para no salir a la calle
no duda que la sinrazón de un cacique puede poner en peligro una sociedad harta de aguantar expolios que no
tiene nada que perder y decide jugarse sobre el asfalto lo último que le queda:
su dignidad.
Recordemos que en otro tiempo algo
muy parecido fue el desencadenante de lo que en Barcelona se llamó semana trágica que tan nefastas consecuencias acarreó a la
ciudad.
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