Camino orgulloso con mi nieta de la mano; en ella el desparpajo es norma y la
sensibilidad su forma de ser, recoge sin pedirlo un folleto donde se pide el
voto por la independencia, lo ojea y con gesto cómplice lo guarda sin ocultar una
picara sonrisa.
El panfleto redactado en catalán parece no admitir otro
idioma, le comento que al ser yo castellano parlante parece quieran hurtarme la
información o que de otra manera solo es catalán quien hable y practique este
idioma, mi nieta se vuelve para conseguir información en castellano pero este
grupo independentista parece que no ha contemplado esa necesidad, el gesto de
mi nieta es elocuente ¡Yayo tu no
cuentas ¡
El voto por la independencia se está postulando a pie de
calle, los folletos y pegatinas en catalán aparecen como una barrera un tanto
despectiva para los no practicantes en ese idioma, lo comento al grupo de informadores
pero no parecen entender mi petición, me queda un mal sabor de boca porque
entiendo que todos debemos y estamos comprometidos en este momento con una
historia que nos es propia en la que debemos
y tenemos que participar, entro con ellos
a debatir farragosos capítulos históricos pero razones de uno y otro lado parecen
conducirnos en paralelo hacia un final infinito sin posible entendimiento.
Le comento a mi nieta que el dialogo atrincherado en
posiciones defensivas es un falso dialogo, me responde que ella está
contentísima de hablar castellano y catalán indistintamente como también lo
está con sus inicios con el ingles u otros idiomas, me explica a su manera que la
forma en que ella entiende la independencia es como si un vecino de la escalera
donde ella vive quisiera unas leyes para el solo sin contar con los demás, esta
nieta mía que quiere y me pide que le explique el porqué del independentismo me pone en un brete que trato
de sortear acudiendo al sentido común e invocando el respeto por las razones de los demás con
el añadido de mi propia experiencia. Se
extraña muchísimo cuando le digo que en su tiempo también Salamanca quiso ser
independiente en un movimiento que se llamó cantonal en el que estaban
incluidas otras muchas provincias entre ellas Cataluña e incluso Cartagena que fue
quien se llevó la peor parte
Sigo caminando de la mano de esa niña que espero que un día
cuente que su abuelo nació en otra tierra, que trabajó duro en Cataluña sin
dejar de reafirmarse en sus orígenes
mientras era engullido por un sentimiento contradictorio de falsos patriotismos
y luchas fratricidas, que trató de
enseñarle que entre el blanco y el negro hay muchos matices y que solo la
cultura y la información son los padres de la razón.
Mi nieta es inteligente y cuando me ve “transcendental”
rompe mi discurso hablándome en un catalán que yo simulo no entender para contestarle en un “charruno”
que ella tampoco comprende dando pie a un dialogo particular de estruendosas carcajadas.
SI LA SANGRE SE MEZCLA Y EL APELLIDO SE JUNTA
LA VOZ NO DEBE SER YUGO NI AGUIJÓN PARA LA YUNTA
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