No he podido resistirme a platicar un rato con la Emilia, la
veo cambiada, la España actual dice que tiene que ser aventada como las parvas
del pueblo para separar el grano de la paja pero asegura que hay tanta paja que
más valdría tornarla como se hacía con el estiércol y darle la vuelta para que
terminara de pudrirse y sirviera de basura y ejemplo a las próximas
generaciones, tiene el genio vivo y no repara en decir que salió del pueblo
escapando de los caciques que pagaban el jornal con un mendrugo de pan pero que
siguen siendo esos mismos caciques o sus descendientes los que se quedan con
los pisos a golpe de embargo, desfalcan a todo el que se mueve a su alrededor,
cierran empresas a golpe de crisis y tienen un arreglo con los jueces para no
ir a la cárcel o pasar por allí de puntillas, nadie les hace pagar por la angustia que generan ni que la
culpa de que a consecuencia de sus desmanes los trabajadores tengan que bajar la cabeza mendigando un
puesto de trabajo por sueldos de miseria.
No reconozco a esta
Emilia con la que salió del pueblo ni ella pretende parecerlo hoy es una mujer
que se siente herida y engañada y que si bien nunca entendió de política me
dice que lo único que sabe es a quien no votará nunca más y a quien mandaría a
escardar cebollinos sin manigeros ni dediles. Trato de calmarla mientras
entramos en los temas catalanes, tampoco aquí tiene pelos en la lengua me deja
muy claro que ella ama a su pueblo y a los suyos pero reconoce con amargura que
al ir desapareciendo los paisanos de su
generación el pueblo lo siente cada día
más ajeno y menos suyo no entiende a los políticos de su autonomía que
protestan por lo que hacen otros pero ellos no hacen nada por evitar la
sangrante perdida de gente joven que se ve obligada a salir de su casa en busca
de trabajo, está preocupada por sus hijos que impartían clases de música y pintura
en Can Vies a cambio de formación en diseño y programación con la ventaja añadida
de poder estar en contacto con otras
tendencias a nivel mundial y poder
subsistir sin ser tan gravosos en casa,
ahora con la revuelta por el desalojo no sabe nada de ellos desde hace
dos días, lamenta el poco tacto y la inoportunidad de la administración en este asunto y sobre todo el
desafortunado momento escogido para derribar un edificio antes abandonado y sin
ninguna función que ahora estaba sirviendo como laboratorio de actividades
culturales en el barrio desde hacía más de diez y siete años en perfecta
convivencia con los vecinos y es que me dice que estos políticos se superan a
sí mismos demostrando que las cosas aun se pueden hacer peor, su conclusión es
que nadie hace nada pero tampoco se permiten alternativas que no estén mangoneadas
y estructuradas por estos profesionales de la política que no piensan más que
en apoltronarse y repartirse los cargos y
las prebendas entre amigos y comparsas de partido mientras expolian al pueblo
sin ningún miramiento. Me deja muy claro que una cosa son las algaradas y otra
los realmente usuarios de Can Vies que son gente pacífica sin más pretensiones
que buscar y buscarse otras formas de vida pero que son estos mismos políticos
los que alimentan el odio y la rabia de los jóvenes para hacerlos salir a la
calle y justificar así la represión y el desalojo.
Al fin me despido sin haber conseguido de ella una sonrisa;
su situación es grave y representativa de ese veinticinco por ciento de
españoles abocados a vivir bajo el umbral de la pobreza a pesar de haber trabajado
con honradez toda su vida, pero no está dispuesta a lanzar la toalla sin presentar
batalla ni está dispuesta a vender su voto por un plato de lentejas pero
tampoco va a defender ninguna bandera que no sea la del pan de sus hijos y la
del escarde de estos políticos que nos llevaron a la ruina y de los cuales cada
día está más desengañada, como despedida me muestra el titular de un periódico
donde se anuncia la desmesurada rebaja de impuestos para facilitar el
funcionamiento y la instalación de
nuevos casinos y complejos destinados a la adoración del becerro de oro. La veo
alejarse camino del barrio de Sants quiere informarse de primera mano de cómo
está la situación y donde están sus hijos y de paso si hace falta echará una mano donde pueda ser de utilidad mientras me grita: ¡este
es el Gamonal catalán!
DESPUES DE CANTAZO AL
CAN, NO TE ESFUERCES EN SILVAR
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