domingo, 1 de junio de 2014

DIARIO DE UNA GUERRILLERA (Capitulo primero)


No he podido resistirme a platicar un rato con la Emilia, la veo cambiada, la España actual dice que tiene que ser aventada como las parvas del pueblo para separar el grano de la paja pero asegura que hay tanta paja que más valdría tornarla como se hacía con el estiércol y darle la vuelta para que terminara de pudrirse y sirviera de basura y ejemplo a las próximas generaciones, tiene el genio vivo y no repara en decir que salió del pueblo escapando de los caciques que pagaban el jornal con un mendrugo de pan pero que siguen siendo esos mismos caciques o sus descendientes los que se quedan con los pisos a golpe de embargo, desfalcan a todo el que se mueve a su alrededor, cierran empresas a golpe de crisis y tienen un arreglo con los jueces para no ir a la cárcel o pasar por allí de puntillas, nadie les hace  pagar por la angustia que generan ni que la culpa de que a consecuencia de sus desmanes los trabajadores  tengan que bajar la cabeza mendigando un puesto de trabajo por sueldos de miseria.
No  reconozco a esta Emilia con la que salió del pueblo ni ella pretende parecerlo hoy es una mujer que se siente herida y engañada y que si bien nunca entendió de política me dice que lo único que sabe es a quien no votará nunca más y a quien mandaría a escardar cebollinos sin manigeros ni dediles. Trato de calmarla mientras entramos en los temas catalanes, tampoco aquí tiene pelos en la lengua me deja muy claro que ella ama a su pueblo y a los suyos pero reconoce con amargura que al ir desapareciendo los paisanos de  su generación el pueblo lo siente   cada día más ajeno y menos suyo no entiende a los políticos de su autonomía que protestan por lo que hacen otros pero ellos no hacen nada por evitar la sangrante perdida de gente joven que se ve obligada a salir de su casa en busca de trabajo, está preocupada por sus hijos que impartían clases de música y pintura en Can Vies a cambio de formación en diseño y programación con la ventaja añadida de poder estar en  contacto con otras tendencias a nivel  mundial y poder subsistir sin ser tan gravosos en casa,  ahora con la revuelta por el desalojo no sabe nada de ellos desde hace dos días, lamenta el poco tacto y la inoportunidad de la  administración en este asunto y sobre todo el desafortunado momento escogido para derribar un edificio antes abandonado y sin ninguna función que ahora estaba sirviendo como laboratorio de actividades culturales en el barrio desde hacía más de diez y siete años en perfecta convivencia con los vecinos y es que me dice que estos políticos se superan a sí mismos demostrando que las cosas aun se pueden hacer peor, su conclusión es que nadie hace nada pero tampoco se permiten alternativas que no estén mangoneadas y estructuradas por estos profesionales de la política que no piensan más que en apoltronarse y repartirse  los cargos y las prebendas entre amigos y comparsas de partido mientras expolian al pueblo sin ningún miramiento. Me deja muy claro que una cosa son las algaradas y otra los realmente usuarios de Can Vies que son gente pacífica sin más pretensiones que buscar y buscarse otras formas de vida pero que son estos mismos políticos los que alimentan el odio y la rabia de los jóvenes para hacerlos salir a la calle y justificar así la represión y el desalojo.
Al fin me despido sin haber conseguido de ella una sonrisa; su situación es grave y representativa de ese veinticinco por ciento de españoles abocados a vivir bajo el umbral de la pobreza a pesar de haber trabajado con honradez toda su vida, pero no está dispuesta a lanzar la toalla sin presentar batalla ni está dispuesta a vender su voto por un plato de lentejas pero tampoco va a defender ninguna bandera que no sea la del pan de sus hijos y la del escarde de estos políticos que nos llevaron a la ruina y de los cuales cada día está más desengañada, como despedida me muestra el titular de un periódico donde se anuncia la desmesurada rebaja de impuestos para facilitar el funcionamiento y la  instalación de nuevos casinos y complejos destinados a la adoración del becerro de oro. La veo alejarse camino del barrio de Sants quiere informarse de primera mano de cómo está la situación y donde están sus hijos y de paso si hace falta echará  una mano donde pueda ser de  utilidad mientras me grita:  ¡este es el Gamonal catalán!


DESPUES DE CANTAZO AL CAN,  NO TE ESFUERCES EN SILVAR

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona