Gentes dispuestas a morir matando las ha habido siempre,
camicaces capaces de inmolarse en medio de grandes aglomeraciones para sembrar el
pánico son noticias casi diarias aupadas
por una televisión a la que solo interesa ganar
audiencias a costa de las imágenes más truculentas interesadas en sacar
beneficios y aumentar las audiencias, no es extraño por tanto que alguno de
estos iluminados se haya dejado infectar por el virus del abola y antes de que aparezcan
los síntomas se estén repartiendo por este mundo nuestro tan lleno de fronteras
y tan preparado para repeler ataques y demoler bastiones enemigos en tierras
extrañas pero al que su orgullo impidió mirar
las suelas de sus zapatos.
Estamos en alerta, el mundo de la prosperidad saca recursos
imposibles con tal de detener al enemigo dentro de sus límites , no importa el
precio con tal de tenerlo acorralado, se están manejado cantidades ingentes con
las que aportar soluciones y medios, los mismos medios y las mismas cantidades
que habrían hecho falta para evitar muchos miles de muertos por hambre, malaria o paludismo , pero eso quedaba tan lejos
que no interesaba; era cosa de unos pobres desgraciados a los que con poner
alambradas tendríamos retenidos lejos de
nuestras fronteras.
Ahora el enemigo está en casa, de nada valen alambradas ni
fronteras ni cañones de última generación ahora el combate es puerta a puerta,
el virus se cuela por las rendijas, el mundo
global y perfecto es ahora un queso de gruyere lleno de agujeros como la hermosa
manzana que el gusano ataca desde dentro venciendo la brillante arrogancia de su piel y transformando su dulce néctar en una amarga sensación, pero
no nos preocupemos la culpa es de los infelices que quieren o pretenden ayudar a
los que sufren y que luego no saben ni ponerse un mono de trabajo para el que
no necesitan hacer un máster, la culpa es de esos técnicos de sanidad que
acuden al domicilio de los pacientes sin detectar que los enfermos de ebola
tienen impresa en la frete la palabra contaminado y actúan como auténticos
profesionales intentando paliar el dolor ajeno, ellos y no otros son los
causantes de la propagación por su falta de responsabilidad y abnegación sin
límites al servicio de los demás.
Me despierto
sobresaltado, esta angustia parece tan real que no puedo volver a la cama sin
confirmarlo, en los distintos canales aparece un consejero de sanidad muy
parecido al que he visto hablando en mis pesadillas, trato de apartarlo
suponiendo que haya cesado en su cargo y termino en el canal autonómico de
Cataluña donde hablan también de contaminados por legionella pero como solo son diez muertos anónimos y esto no vende lo relegan a meros comentarios sin importancia.
Regreso a la cama con la confianza de que si me pasa algo puedan atenderme esos
profesionales tan denostados por el consejero de sanidad madrileño a los que
dicho sea de paso y sin quererlo él ha elevado a la categoría de héroes.
DE SALUD EL CONSEJO ATIENDAMÉ MADRE QUE MUERO DE VIEJO
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