Yo tenía como pueblo
un tablero de ajedrez
Que marcaba sus
casillas con mil piedras de papel
Teníamos cien
polluelos mil gurriatos y hasta miel
Y también unos
burritos con serones de cordel
Y unas casitas ya viejas
con balcón como dosel
Jugábamos a ser
familia las fichas del pueblo aquel
Los más grandes con
sus vacas acicalaban la mies
Y para los mas pequeñines
una escuela y un plumier
Y a si transcurría la
vida de aquel pueblo de ajedrez
Al que sin sobrarle de
nada no temía la escasez
Hasta que un ciclón
nos vino y arrasó como un corcel
Rompió todas las casillas
con un metro y un cordel
Borró todos los
caminos e impidió segar la mies
Y dijo que eran
secanos lo que antes fuera vergel
Las fichas fueron
marchando del tablero de ajedrez
Dejaron las
herramientas; emigraron en tropel
Los unos lejos muy lejos
los otros donde comer
Cesó el párroco en la
iglesia y cerraron el cuartel
Y ya el maestro en la
escuela no tuvo a quien atender
Y allí quedaron los viejos
y un molino sin moler.
Ahora en el campo no
hay siega ni espigas que recoger
Lo peinan con una
maquina que no sabemos de quien
Dicen que al ser ya de
Europa nos permitieron crecer
Dejando tierras y
campos y la historia como rehén
Y a sus hijos como esclavos
de una Europa de papel.
J. Hernández
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