martes, 8 de septiembre de 2015

EMIGRANTES Y REFUGIADOS

Las imágenes de los refugiados nos pellizcan el estomago; el hervidero humano con que nos sorprenden los medios de comunicación rompen la corteza de la impasibilidad, las vallas metálicas y las concertinas hacen llagas en  nuestra sensibilidad, familias enteras abandonadas en los andenes de las estaciones en medio de un caos inasumible llegan cada día a nuestros hogares mientras nos hablan de destrucción,  desarraigo y mucho dolor,  la comunidad europea mal que bien se identifica con los recién llegados adoptando leyes y ampliando presupuestos, Alemania aparece como el destino ideal para muchos de estos refugiados y la hasta ahora impasible Merkel acceder y concede asilo a un cupo importante de estos desplazados, Inglaterra y Francia hacen otro tanto y España como cola de león se dice y se contradice cuando su gobierno es sobrepasado por algunos ayuntamientos y organismos oficiales adelantando su disposición para hacerse cargo de un número limitado de refugiados..

Hasta aquí todo perfecto si no fuera porque hay exiliados de primera, de segunda  y exiliados de tercera, hasta aquí llegaron los más pudientes y los mejor preparados, gente en su mayoría joven y cualificada, un potencial humano fácilmente adaptable a los sistemas de producción alemanes  y europeos con facilidad y necesidad de un arraigo que los aleje de una guerra fratricida  con  medios suficientes para no ser una carga para la nación que los acoge. Pero nadie se acuerda de los otros exiliados aquellos cuya falta de recursos les ha impedido salir de su país o todo lo más cruzaron andando una frontera para quedar al otro lado de las alambradas sin más protección que las estrellas esperando ayuda y suplicando protección, unos y otros son hermanos de la misma guerra  la que causa victimas a golpe de misiles y armamento de última generación cuyos proyectiles en muchos casos llevan el marchamo de los países que ahora “magnánimamente” les conceden asilo y protección. 

Pero están los otros refugiados aquellos que reciben el nombre de emigrantes clandestinos e indocumentados, los que tratan de subir a un tren que los lleve a la Europa del progreso pero que no tienen dinero, aquellos  que escapan de la muerte por hambre,  que no mueren desangrados por la explosión de un mortero o la descarga de un fusil de asalto, su muerte es silenciosa y anónima sus derechos de asilo terminan donde comienza su libertad y son devueltos sin contemplaciones al otro lado de la valla  que sortearon dejando media vida en el intento. El mundo llamado civilizado utiliza dos varas de medir  también en la  desgracia.


                   EUROPA  TIENE  PUERTAS  GIRATORIAS

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona