El minuto de silencio se ha escuchado en todo el mundo, las
muestras de dolor se han hecho patentes en todos los actos oficiales y
deportistas o espectadores contuvieron sus emociones pensando con horror lo
acaecido en el corazón de Europa, vivas muestras de unión entre pueblos ante
una desgracia que quiere sentirse como propia.
Para vengar tanta bestialidad nuestros hermanos de pésame
mandaron a sus aviones justicieros cargados con el banderín de la libertad a
tierras hostiles, hasta ahora y solo en la última semana han matado a más de
cuatrocientos civiles que cayeron víctimas de “nuestras” civilizadas bombas por
tener su casa cerca de nuestros objetivos, entre los fallecidos se cuentan 97
niños y 69 mujeres todo un alarde de valentía ante un pueblo como el Sirio que
vivía tranquilo sin más sobre saltos que su propia cultura y con la única idea de progresar trabajando de
espaldas a cualquier tragedia, pero por
la mala suerte de haberlos convertido en objetivo les hemos ocasionado en los
últimos trece meses un total de 6.800 víctimas civiles que no tenían más culpa
que estar viviendo en un suelo rico en
petróleo y por tanto goloso para las grandes multinacionales, los que tenían
medios se han visto obligados a
emigrar, el resto espera el fuego amigo.
Nadie ha guardado un miserable segundo de silencio por el
gran número de víctimas ocasionadas por nuestro egoísmo, nadie ha pedido
boicotear los ingresos con que estamos alimentando a los terroristas por las
materias primas que les compramos a través de un mal llamado mercado negro
(2.000 millones en el último año) , nadie explica que la marca de fábrica de la
munición empleada para matar en Paris era de procedencia Europea, nadie explica
porque gastamos tantos millones en repeler en lugar de construir, nadie explica
quien monta las guerras para que los pueblos se maten entre ellos mientras las grandes
fortunas se multiplican invirtiendo en
fabricas de armamento y especulan en bolsa con nuestras vidas, en un mundo hipócrita
donde los equipos de futbol visten camisetas avaladas por un país donde se
pisotean los derechos humanos haciéndose víctima en lugar de verdugo, algún día lamentará que el pueblo al que hoy expoliamos
despierte de su pesadilla y no halla
quien entone por nosotros el réquiem que hoy nosotros no hemos entonado por
ellos.
LOS MUERTOS COTIZAN EN
BOLSA, EN NIÑOS SE ADMITEN OFERTAS
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