Gracia ha despertado a toque de cacerola, el barrio de los okupas
desocupados a dado paso a la indignación por explosión. La convivencia en este
barrio ha sido siempre peculiar, su
forma de vida haciendo de la calle la sala de estar ha sido siempre santo y
seña de un barrio que dejó de ser pueblo pero nunca dejó de ser independiente.
Los últimos acontecimientos han despertado a la Gracia
tradicional y autentica, la guerrilla urbana que quiso y pudo alterar su vida
es rechazada por los propios vecinos a golpe de cacerola, los okupas
subvencionados no son los mismos que encapuchados y vestidos de negro quieren
hacer de gracia un campo experimental de guerrilla urbana, los gracienses han
dicho no, la tutela y la tolerancia que
amparaba a los okupas del banco ha dado paso a la indignación poniendo al ex
alcalde Trias en el punto de mira, la escasez
de subvenciones por falta de presupuesto a entidades tradicionales del barrio
ha quedado manifiestamente deslegitimada cuando en un año la cifra de 72 .000
euros se maneja como pagada por el ayuntamiento como alquiler al banco ahora
desocupado.
La situación del barrio de Gracia se
está extrapolando al resto de la capital, la bandera
estelada está perdiendo su
simbolismo patriótico unificador escorándose hacia posiciones muy radicales,
los miembros de la C.U.P. están haciendo el caldo gordo a la sociedad
tradicional catalana alejada siempre y por principio de la violencia, la visita
de Otegi a Barcelona y su respaldo en estamentos oficiales a traído a la
memoria de muchos catalanes la imagen de Hipercor y sus terribles consecuencias,
la antigua Convergencia trata de reinventarse desplazando la losa del puyolismo a tiempos pasados, mientras trata de poner
distancia entre coaliciones cainitas que lastran su trayectoria y en muchos
casos les arrojan a los pies de los caballos.
Mientras tanto incombustible Rajoy sortea
la situación haciéndose el muerto en medio del naufragio general, la izquierda
se anula así misma y el resto de los partidos intentan bracear intentando
salvarse, Venezuela deja de ser invitado de piedra para convertirse en la
amoladora perfecta de extremismos hispanos y la unión europea expectante y
sorprendida no sabe si premiarnos para seguir manteniendo la inestabilidad o
multarnos por haber desatendido nuestras obligaciones. Mientras tanto cerca del
25% de los españoles está en el umbral de la pobreza, nuestra población activa
sigue en caída libre y solo unos pocos aciertan
a encontrar el coscurro de pan compartido que las estadísticas llaman
empleo y la realidad en obligación y servilismo denigrante.
ESPAÑA NO ESTÁ TAN MAL, LOS QUE ESTAMOS MAL SOMOS LOS ESPAÑOLES.
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