Cumplió mi nieta diez años
y
yo no me lo creía
hasta tenerla muy cerca
y gozar de su alegría,
cumplió mi nieta diez años
y
yo sin ver que crecía,
la tuve hoy a mi lado
poniendo mi tiempo al día.
Charlamos
de todo, hoy hasta nos embarcamos en política, no entiende como nuestros
políticos no se ponen de acuerdo y se pasan los meses pensando más en cómo no
pactar que en el porqué, no entiende que al igual que ella tiene que hacer
trabajos en grupo y entregarlos a tiempo no hay alguien por encima de los
partidos que no castigue a los que no cumplen con su trabajo, no me entiende a
mí que proteste tanto y no salga a la calle para manifestarlo y termina por no
entender para que queremos a los políticos si España sigue funcionando sin
ellos y no teniéndolos nos ahorraríamos el dinero de sus sueldos, me sorprende
porque tiene muy claro a quien votaría de tener edad para hacerlo y encuentra
una aberración que no haya una mujer como candidata en ningún partido.
Esta
nieta mía tampoco está muy de acuerdo con la vista de la familia Obama a
España, dice que con el dineral que cuesta su viaje podía haber financiado
muchos libros y aunque de entrada le cuesta admitir que haya niñas que no
puedan estudiar, le recuerdo el caso de Malala que fue tiroteada por intentar
hacerlo y nos pusimos de acuerdo en porqué la señora Obama no había visitado
Pakistán en lugar de España que es uno de los infinitos agujeros donde la
educación de las niñas brilla por su ausencia. Llegados a este punto intento
que valore lo que tiene alrededor, bolis, lápices, libros, papeles, ordenador,
táblet, ¿seria capaz de estudiar hoy sin
todo eso y limitarse a un triste lapicero y unas cuartillas?
Me
desvía la conversación para evitar preguntas incomodas y sin pensarlo mucho me
dice que no envidia a las niñas Obama porque rodeadas de guarda espaldas no
podrán probarse ropa ni hacer lo que les de la gana ni podrán estar con los
chicos que les gusten sin estar vigiladas y además siendo su padre presidente
lo verán muy poco y entonces es como si tuvieran padre solo a ratos y a días,
otra cosa es su madre que aparte de que siembra huertos tiene aspecto debe ser
buena cocinera.
Terminamos
la tarde jugando al Monopoly y aquí se nos rompió la harmonía cuando la llamé
especuladora por su interés en acaparar propiedades y cobrar peajes, según ella
si yo no tenía más reflejos no era culpa suya, menos mal que su hermana pequeña
me echó una mano y me concedió una hipoteca para salvar el mal trance. La
jornada terminó cuando su padre las recogía después de una noche en vela por
urgencias de su trabajo, dejamos pendiente el beso de despedida hasta superar
el mal trago por la falta de comprensión de la palabra especuladora.
Cumple despacio mi niña,
que en ese viaje
contigo viaja mi reciclaje.
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