jueves, 21 de julio de 2016

HOMBRE DE CAMPO

Le gusta oler los tomillos, pasar la mano por el romero, contemplar la flor de una jara, embriagarse oliendo la hierbabuena, la menta y el espliego, intentar leer el lenguaje de los pájaros, advertir la proximidad de una tormenta, disfrutar con el  olor a tierra mojada, abrazar un árbol y leer sus años en un tronco partido, adivinar por el tañir de las campanas la humedad del ambiente, que canturrear ayuda a relajarte, recordar refranes es bueno  para ejercitar la memoria, que el cerebro también influye en el manejo con destreza de una herramienta. Nuestro hombre nunca pensó que esto se recomienda hoy día a los jóvenes como aprendizaje y para estimular el estudio,  que su sistema autodidacta para aprender a leer y escribir observando a los profesionales de la comunicación es hoy modelo a tener en cuenta, que incluso la música y las jotas bailadas en su pueblo incentivan  los dos hemisferios del cerebro en beneficio de la coordinación, que hay dotes naturales en el ser humano que condicionan y potencian tendencia y habilidad, que en definitiva lo que él creía rarezas rurales son métodos que hoy se consideran base de la educación.

Nuestro hombre ha encontrado todo esto reflejado en un libro mientras velaba el sueño de sus nietas: ENSEÑALE A ESTUDIAR, donde ya de entrada se dice que nadie nos prepara para ser padres y que en muchos casos solo te das cuenta de ello cuando ya eres abuelo. Nuestro  personaje perdido entre semáforos,  estridentes pitidos de coches y escapes de motocicletas comienza a dar valor a su libro de cabecera  que no es otra cosa que estudiar la naturaleza, hablar con el viento, interpretar el fluir del humo de la chimenea, observar a los vencejos anunciando tormentas… pero nunca pensó que alguien podría incluir y recomendar hoy día en un volumen de ayuda a la enseñanza algo tan básico como subrayar con lápiz las frases más impactantes de un libro cuando a él precisamente le suspendieron por hacer eso mismo en sus años de colegio.

Nuestro hombre volverá al campo sabiendo que los productos de su huerto se denominan ahora ecológicos, que la manzanilla salvaje que el recoge es considerada como única y genuina,  que los emplastos para heridas,  torceduras y dolores de barriga aprendidos de sus mayores  se llama ahora medicina alternativa y las casas de adobe de su pueblo enjalbegadas con barro y cal ahora se llaman vio-construcción  consideradas además como  el aislamiento inmejorable contra el frio y el calor, en definitiva que cuando la hierba está “agostada” es infalible que llegan tormentas.  

LA NATURALEZA ESCRIBE SU  DIARIO EN EL PAPEL DE LAS NUBES




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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona