lunes, 15 de agosto de 2016

ASOLANADOS (Noticias desde el campo)

Asolanados están los melones,  ando en un sin vivir por ver de encontrar algún remedio, me acuerdo del tío Liborio aquel que se quedó dormido en la parva y cundo despertó veía nublo y replicado y dando cabezazos se metió en el chozo y de ahí no salió en tres días, que ni pa almorzar quería que le molestase nadie salvo la parienta con el lebrillo de agua y paños para la mollera que más parecía olla en humero que calabaza en calvero. El tío Liborio decía luego que vio en sombras y que anduvo entrizado y como torvo durante semanas sin fijar  pié en sitio bueno ni enderezar entendimiento, ni saber a ciencia cierta enhebrar ni el si ni el no ni poner rigor y conciencia en cuanto hacia.  El tío Liborio era de por si hombre de cabeza esquinada y boina injertada y tanto tardaron en pasársele los efectos que a boca llena se decía en el pueblo que había quedado hendido desde aquella dormida y que la modorra nunca se le fue del  magín trastabillando equilibrio y entendimiento y fuera por mal recuerdo o cosa de alucinar paseó desde entonces por el pueblo con una boina terciada y otra sobrepuesta hiciera sol o amenazara lluvia pues era según él era la manera de que no le pillara desprevenido lo que del cielo hubiera de caer. El tío Liborio tenía una peculiar cerrazón y era la de subir la peña bajando el suelo y en eso andaba y anduvo todo el resto de su vida, con más empeño que monja en convento o veleta en campanario, que esto parece que fuera su casa o así la convirtiera en el cenobio en el que reunió acólitos y menestrales que cual discípulos  de Emaús le seguían allí por donde fuera con el solo fin de escuchar los ebáis que de puro repicar el mismo se los creyera.

El tío Liborio hubiera salido espantado a la vista de estos melones de campo y playa a los que hubiera despachado ya por asolanados ya por faltos de mollar  enjundia, que a no dudar resultarían insípidos para mesa principal y ni siquiera validos para rebusco y que a no dudar los hubiera vendimiado de la mata despiezándolos contra tapia vecina dejando sitio para que los que vinieren detrás crecieran sin corrala ni tapial.

Las sandias sin embargo y a puro empeño parecen sonreír teniendo el caballón libre y fácil la crecedería y pareciera quieren desplazar a estos melones calabazos,  que faltos ya de fuerzas e insípidos de molla y magro se cobijan entre el barbecho y agazapados esperan que pase el nubarrón que  los salve de garrocha de rabadán convirtiéndolos en pastizal de piara y si todo se ha de decir quede escrito que: costaron mil doblones las pipas de estos melones que por buenas se tenían y por vanas se escupian. El tío Liborio decía siempre que hablaba en política puñetera.


MELÓN ASOLANADO LE SALE LA CALVA ANTES QUE EL TEJADO

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona