domingo, 9 de octubre de 2016

MI AMIGO EL TERTULIANO

Soy tu amigo, el periódico que abrazas recostado en tu sillón favorito, te veo mirándome primero con sorpresa luego con la curiosidad de quien busca setas en el impenetrable del bosque de mis palabras,  después noto que me repasas con deleite, sin prisa, lentamente como quien tiene todo el tiempo del mundo para saborearme, solo tú y yo sabemos que nuestro encuentro diario debe durarnos toda la mañana, aunque hay veces que por mucho que yo quiera no tengo contenido con que entretenerte y eso me duele, un amigo como tú no puede estar sin conversación pero el  escaso bagaje con el que cuento no da para más, bien puedes creerme que lo intento con ahínco pero según qué días el pozo de las noticias no da más agua.

Hoy te he visto triste, rellenaste mis crucigramas y acertijos con cierta desgana,  teniendo en cuenta que para ti son como el postre después de una buena comida, me dejaste con la sensación de que tu pensamiento estaba en otro sitio, no me doblaste tampoco con la pulcritud de otros días igualando las esquinas hasta confrontar mis hojas,   ni siquiera repasaste conmigo aquellas noticias que sin ser importantes te resultaban curiosas, barrunto que algo no anda bien en tu vida diaria y mira si te conozco que yo diría que son temas de salud, espero que mañana a la hora de siempre puedas recibirme con otra cara y me acojas con el talante acostumbrado.

Te he esperado pero no as acudido a nuestro encuentro, el sillón que siempre ocupas ha permanecido vacio durante toda la mañana, otras manos me han recogido solo para curiosear mi contenido, de reojo he seguido mirando tu sillón huérfano esperándote con los brazos abiertos, un tercer contertulio pregunta por ti, al escuchar su respuesta he dejado caer mis hojas fulminadas por la noticia y falto de fuerza escondí mi cabeza llorando la tinta negra que empapa el recuadro de las esquelas.

Sé que yo era para ti el amigo de todas las mañanas, aquel que te esperaba en la biblioteca del barrio para pasar un rato en compañía, por tus ropas supuse que no te encontrabas en buen momento y quiero pensar también que andabas solo por la vida en la que no encontraste calor donde cobijarte, bien me duele tu fallecimiento pero más la manera en que se ha producido. Te observé cuando a veces leías noticias de la gente que vivía sola y no pocas que tristemente moría en esa misma soledad, entonces te oía chasquear la lengua pero nunca para gritar que necesitabas compañía,  la gente seguía desfilando delante nuestro sin reparar en nosotros ni en tu necesidad de tener alguien con quien hablar y compartir. Hoy en mis noticias solo eres un número; en España cientos de personas mueren en soledad.


LA SOLEDAD ES LA ROTONDA EN LA AUTOPISTA DE LA MASIFICACIÓN

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona