Duele Salamanca, la salida de trenes repletos de paisanos hacia
Suiza y Alemania dejaban tras de sí la sensación de que nos quedábamos solos,
después el goteo incesante con destino a Cataluña Asturias y el país vasco y ya
en mi tiempo de mili solicitudes para ingresar en la entonces policía nacional o
la guardia civil se repartían como octavillas y casi única alternativa para
abandonar el medio rural, las nominas de las grandes fabricas se nutrieron con
los apellidos de nuestros paisanos; pero en todos ellos había fijada una
constante; volver a la tierra en cuanto fuera posible y sobre todo no olvidar
las raíces. Muchos invertían sus ahorros en arreglar la casa familiar con la misma
ilusión que la cigüeña renueva su nido esperando la próxima nidada, la compra de un coche se hacía con la premisa
de impactar a los vecinos al llegar al terruño y los atuendos sin estrenar se
reservaban para lucir en la fiesta del patrón, todo tenía un denominador común, la reafirmación
de pertenecer a la tierra que les vio nacer y por la que darían lo que hiciera
falta ante la duda de un desafecto o una negación de arraigo.
Los tiempos han cambiado, el paisano que te encelaba con la
ilusión de su casa en el pueblo y contaba los días para volver a la tierra, ahora
reconoce que el nido de la cigüeña tantas veces remozado está cada día más
vacio, los nuevos retoños acampan en otras latitudes y solo y muy
esporádicamente acuden al crotorar de los progenitores, el paso del tiempo doblegó
fuerzas y entusiasmo, las familias se han desperdigado, las generaciones que
nos siguieron ante la falta de oportunidades siguen oteando el futuro fuera de
la tierra. Salamanca sigue perdiendo población de forma alarmante, en una
década ha perdido alrededor de 20.000 vecinos ,
según la prensa el 2015 abandonaron la ciudad cerca de 1.600 habitantes y
las cifras estimadas para el 2016 sumarán el doble que el anterior, pero nadie
parece capacitado para corregir esta tendencia, salamanca desaparece por los
desagües, la falta de expectativas la están
convirtiendo en un parque temático o un gran plató de rodaje a cuyo amparo multinacionales y franquicias
de comida rápida acampan arrasando tradiciones y costumbres , los ciudadanos quedan
relegados a simples figurantes y solo la
industria chacinera, el turismo de fin de semana y la grey estudiantil se
sitúan como impulsores económicos.
Estos mismos datos pueden extrapolarse a toda la comunidad de
Castilla y León, algo no funciona en
esta tierra nuestra donde la gente joven y preparada sigue teniendo que emigrar
sin que nadie proponga soluciones ni aporte medios para fijar población, Salamanca
envejece a pasos agigantados, la
revolución no ha llegado a esta tierra que cuenta con una extensión mayor que
muchas naciones europeas pero con un paisaje desolador donde en muchos casos la
densidad de población seria solo equiparable al desierto del Sahara. Triste muy
triste el destino al que está sometida nuestra querida tierra a la que sus
habitantes parecen abonarse con un
sometimiento difícil de creer.
SALAMANCA LLORA ENERGIA
REFUJIADA EN SU MONUMENTALIDAD
Joaquín Hernández
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