viernes, 10 de marzo de 2017

DESDE EL AUTOBUS


Paramos en “Los quince” un matrimonio forcejea intentando bajar a la acera con un carrito de bebé, al final pié a tierra para ayudarlos en su aventura, el hombre lleva otro retoño de corta edad del que apenas hace vida y forcejea para desasirse de su mano, giran delante del autobús hasta embocar la entrada del metro que hay al otro lado del paseo Maragall. No quiero imaginar la aventura que les espera para bajar las escaleras y como puedan abordar el tren que les corresponda.

Son dos personas evidentemente mayores, con una apariencia física delicada y un deterioro evidente propio de la edad, dentro del autobús hay una pregunta que nadie hace pero todo el mundo responde, es una temeridad encomendar esta tarea  a dos personas tan limitadas física y mentalmente, a la pregunta el conductor me confirma que son usuarios asiduos y que él tampoco comprende cómo se les puede cargar con esa responsabilidad, pero añade son tantos los abuelos que están en estas circunstancias que ya no llama la atención.

He bajado del autobús con la imagen de ”Los quince” ¿Cuándo podrán disfrutar estos abuelos de su vejez? ¿Es la misma sociedad por la que lucharon la que los mantiene prisioneros hasta el final de sus días? ¿Tan mal están sus hijos para no darse cuenta de la inseguridad que representa incluso para ellos y sus retoños encomendarles esta tarea?

La crisis ha hecho más estragos de lo que nos parece, sueldos mileuristas en matrimonios jóvenes han esclavizado por necesidad a muchos abuelos que en edad de ser cuidados han de hacerse cargo de sus nietos. El mundo de los jubilados es muy plural pero hay algo que es determinante, nuestro tiempo se conjuga en presente, si quieres desarrollar alguna actividad hay que hacerlo ahora,  ya no vale el ya lo haré, los hijos y los nietos tendrán sus oportunidades, las nuestras viajan en el furgón de cola.
                                                                                    J. Hernández

 Notas.-Se conoce coloquialmente por “Los Quince”  una placita  existente en el paseo Maragall por que antiguamente eran quince céntimos lo que costaba hasta allí el trayecto del tranvía  desde la plaza de Cataluña.

- A los interesados, mi artículo publicado en el boletín de este mes.


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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona