Rosa Maria Sarda ha devuelto la cruz de San Jordi con la que
fue galardonada en su momento, no parece dudosa la integridad moral ni el compromiso
de la actriz y presentadora con Cataluña, la concesión de esta medalla fue
celebrada con unanimidad por la ciudadanía que la consideró siempre como la
imagen genuina y embajadora del “seni”
catalán dentro y fuera de sus fronteras. Rosa Maria “La Sardá” como se
la conoce es vecina de nuestro barrio, mujer siempre carismática se encaminó
sin comentarlo con nadie hasta la plaza de San Jaime, allí en el palacio de la
Generalidad encaró la entrevista como vecina
anónima y cuando le preguntaron por el motivo de su visita solo dijo que
quería devolver su galardón, pidió un recibo contra la entrega donde se
aseguraba también su renuncia a la esquela que tendría derecho en el momento de
su muerte como galardonada y ya tranquila
y relajada abandonó el palacio camino de su casa, “la Sardá” en estado
puro sigue ejerciendo de sí misma.
No sé si ha hecho bien o no en retornar esta distinción pero
es un ejemplo de lo que estamos viviendo en Cataluña, los vecinos no vemos la manera
de atemperar nuestras miradas, las familias dilatan en el tiempo el momento de
encontrarse, los amigos al igual que el aceite se juntan pero no se mezclan y
en los balcones persisten banderas independentistas pero ahora desteñidas por
el paso del tiempo ya no se reponen, las cacerolas maltratadas por las
constantes protestas nocturnas han sido relegadas al rincón del ostracismo y la
vida diaria que no quiere recordar incertidumbres transita de puntillas por un
paso de cebra que quiere ser provisional al albur del semáforo rojo de la
intolerancia.
Costará mucho tiempo recomponer el tablero de lo cotidiano,
las escarapelas independentistas cuelgan en el interior de muchas solapas impidiendo el abrazo, los no independentistas
hacemos del silencio nuestra manera de convivir aunque en nuestro interior sigamos valorando
al amigo o al vecino que limpiamente defendió
lo que creía mejor para Cataluña, pero unos y otros sentimos la
manipulación en nuestras espaldas, la llave que da cuerda al muñeco que todos
llevamos dentro se llama Europa; la puesta en escena fue un ensayo general con
protagonistas de polichinela y figurantes por omisión, lo único real y
ejemplarizante fue la sangre que el 1-0 se asomó a las pantallas y cabeceras de
prensa de todo el mundo como aviso a los díscolos e irredentos que pretenden tener
vida propia.
GLOVALIZACIÓN: PLACENTA
IMPUESTA SIN PARTOS INTRAUTERINOS
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tiene a su disposición este espacio para sus comentarios y opiniones. Sea respetuoso con los demás