La idea surgió de la propia vida, nos vamos haciendo mayores
dijo la voz del sentido común y ya se sabe que llegando a estos atardeceres el
salto del tigre en la bañera está prohibido, las lorzas te impiden ver donde
pones las garras en que transformas tus pies pero no impiden que resbales y te rompas
la cornucopia, y puestos a pensar decidimos retirar la bañera que tantos años
nos acunó para reemplazarla por un impersonal
plato de ducha.
Dicho y hecho llamamos al
“bañerero” de turno que en un pispas nos endilga un presupuesto que más
bien parece la reforma de la sagrada familia, los grifos no valen, el alicatado
está que da pena, el plato de ducha ya
que estamos…ha de ser de última generación, ya que estamos……..mi mujer me mira yo miro al “bañerero” y mas
resignados que convencidos iniciamos la última reforma de nuestra vida, pero
ahí empezamos el conjugar el… ya que
estamos, ya que estamos… podíamos hacer… ya que estamos… podríamos retocar ya que estamos... El ya que estamos
nos ha puesto la casa patas arriba, mi templo de trabajo ha sido violado por la
conducción del aire acondicionado , escribo entre cajas y embalajes con el
cuello torturado, mis libros achiperres y amuletos duermen apilados en los
rincones, donde yo pedí dos enchufes ponen cuatro por que el Coman de turno se
pasó con el taladro, la culpa según parece es de la pared que estaba muy flaca,
a la nueva cocina le falta una loseta porque calcularon mal y esperan una de la
misma tintada que ha de venir de fabrica, la encimera no llega por que el
carpintero se retrasó con los armarios, el pintor echa chispas por que el viejo
empapelado del pasillo no se deja arrancar, la mampara de la ducha tarda porque es de diseño, el electricista ajeno a todo esto impone
regatas a troche y moche, las habitaciones de mis hijos son ahora almacén de almacenes y para más inri alguien se ha
confundido de cable y nos ha dejado sin internet y sin teléfono y ahí nos
tienen a mi mujer y a mi deambulando como espectros entre cajas y cortinas de
plástico que cual telarañas en campo santo cubren nuestros muebles sin
atrevernos a contradecir a nadie para evitar represalias, comer es una
aventura, los restaurantes de la zona ya nos conocen, cocinar en el microondas
ha sentado cátedra, ver la televisión
recuerda los tiempos del franquismo cuando bajo una manta se escuchaba por la
noche “La Pirenaica”, pedimos clemencia pero nadie nos escucha, nuestra casa ya
es de todos, gente desconocida entra y sale con el único pasaporte de tener una
herramienta en la mano, imploramos el fin de esta pesadilla pero nadie parece poner
fin y mientras tanto seguimos pensando si no hubiera sida más sensato recurrir
al barreño de zinc y al estropajo de toda la vida y dejarnos de zarandajas,
pero ya que estamos... solo queremos
que este calvario pase cuanto antes y podamos disponer de nuestra casita para
nosotros solos sin obreros que entren y salgan como Pedro por su casa.
LOS ESCOMBROS TAMBIEN SE
LLEVAN ALGUNOS CIMIENTOS DE TU VIDA
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