lunes, 11 de enero de 2021

BUJIA DE 40 KWH y CASITAS DE PLANTA BAJA


BUJIA DE 40 KWH

Aquella casa tenía dos puntos de luz, uno encima de la mesa camilla y otro dentro de en un cajón en el rincón de la despensa a cuyo calor se acurrucaban una docena de polluelos recién nacidos, diríase que las dos familias compartíamos los 80 Kw que daba como máximo la potencia de nuestro contador.  El frio en la calle había venido para quedarse, la nieve no parecía querer dejarnos para alegría de la chiquillería mientras los hijos de la señora Julia habrían una trinchera hasta llegar al talud de la vía a través del cual intentaban llegar caminando a su trabajo, el señor Prudencio aquel día no sacaba las mulas, su carro con las varas hacia el cielo parecía implorar clemencia mientras nosotros en plena jarana intentamos plantar un gran muñeco de nieve en medio de las vías. La casa olía a cocido, mi madre nos miró aterrada, sin darle tiempo nos refugiamos debajo de la mesa camilla al amparo de las faldillas y el brasero de cisco, un vaho húmedo escapaba  de los guantes de lana que mi madre nos había agenciado, mientras oíamos a la señora Julia explicar a mi madre que la bicicleta del panadero no había podido subir la cuesta, allí estaba ella con una hogaza de pan para nosotros.

LA NIEVE LLEGA CON TRATADOS DE CONVIVENCIA



CASITAS DE PLANTA BAJA

 

Casitas de plata baja

con zaguán cocina y patio

gallinero en el corral

y legumbres en el plato 

familias muy numerosas

los que menos suman cuatro

y si no con los abuelos

algún pariente y el gato.

Es redonda la camilla

con badil brasero y tajo

casitas de planta baja

casitas de barrio bajo

cinco años alli viví

cinco años, gran legajo

cinco años que aprendí

cuanto la vida me trajo.

 Me enseño a compartir

y de la nada hacer algo

y de ese algo resurgir

la ilusión por el trabajo.

Hacer de un caldo una sopa

de un trozo de pan, gazpacho

de una sardina un banquete

de un conejo, banquetazo

y un puñado de aceitunas

el almuerzo en el trabajo

¡Hay! Julia la del Eladio

 la del pelito tan blanco

la del mandil tan relimpio

y zapatillas de esparto

que además de repetir

que la vida es solo un rato

vi en su mesa compartir

lo de diez para otros cuatro.

            J. Hernández 




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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona