miércoles, 13 de enero de 2021

NO SIN MI PERRO

 


Arrebujado entre mantas cartones y bolsas de plástico, el sin techo rechaza una y otra vez la invitación de los servicios sociales para refugiarse de  las gélidas temperaturas que estos días nos acosan, su determinación es incuestionable y aunque su manera de proceder parece incongruente no acepta de ninguna manera el traslado que le ofrecen. A sus pies una especie de rebujón de lana se mueve entre las mantas, es su perrito, su amigo y compañero al que no quiere abandonar por nada del mundo y por el que prefiere pasar las noches al raso antes de dejarlo desprotegido, los asistentes sociales  renuncian a su intento de convencerlo y se limitan a ofrecerle bebida caliente y algo de comida.

Muy cerca de mi casa un hombre duerme bajo el puente muy cerca del CAP de Horta, sus pertenencias cuelgan de un árbol donde se supone están a salvo de la humedad, la barrera de cartones con las que se cobija hacen evidente su presencia donde además el paso de viandantes es constante, muy conocido en el barrio  los días de sol suele merodear  llamando la atención y poniendo de manifiesto un cierto desequilibrio emocional. Dos cajeros de la Caixa durante la noche son ocupados por indigentes más o menos conocidos, es muy dudosa su situación mental, se niegan a ser recluidos para no tener que abandonar sus enseres unos y otros forman parte de devenir del barrio sin que a nadie sepa muy bien sus orígenes y las causas que les llevaron a este estado de desarraigo.



 Solo anoche fallecieron en Barcelona dos indigentes que dormían a la intemperie, parece que uno de ellos rechazó ser acogido en las instalaciones que para ellos se han dispuesto en la plaza de España, del otro nadie tenía conocimiento de su existencia y dormía junto a otro compañero en el parque de la ciudadela. Algo falla en esta sociedad garantista de derechos y obligaciones, dejar que la gente muera no puede ser la única alternativa a su cerrazón muchas veces cuestionable, que Barcelona pueda garantizar por unos días la vigilancia de sus enseres o dar cobijo a una mascota debería hacernos meditar, si somos capaces de desalojar a familias enteras de su casa sin que le tiemble la mano a jueces y autoridades, no puede ser tan difícil legislar para proteger a los desprotegidos.

SER LIBRE NO ES ESTAR PRISIONERO DE TUS DEMENCIAS

 

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona