lunes, 18 de enero de 2021

¡QUE VIENE EL DE LA LUZ ¡

 


¡Que viene el de la luz¡ Este grito recorría la barriada de portal en portal cuando aquel hombrecillo de uniforme gastado y expresión acartonada aparecía en la esquina que hacía nuestra calle con la de Gran Capitán, las amas de casa corrían presurosas a esconder a su manada, las puertas se cerraban, los pequeños aprendíamos lo que vale un silencio y nuestras madres aprobaban un máster en economía domestica inventando la tabla de vasos comunicantes en electricidad y dominio del arte del camuflaje, aquel notario de la precariedad que con paso cansino subía llamado puerta por puerta llegaba abrazado a un librote de cartulinas mugrientas y pastas de madera donde anotaba la lectura de los contadores de la luz, su paciencia o su resignación le hacían conocedor de antemano del resultado de las llamadas y en su defecto anotaba por ausencia el gasto mínimo contratado del contador no leído. El recibo de la luz en invierno siempre fue un quebradero de cabeza para las economías modestas, excederse del mínimo contratado suponía un gasto extra que descalabraba los famélicos bolsillos de la clase trabajadora lo que suponía restar de otras prioridades en época de racionamiento y estraperlo.

 En estos días de crudo invierno cuando todavía alguien tiene que decidir entre pagar el recibo de la luz o pasar frio me doy cuenta que nada ha cambiado, tan solo las grandes empresas suministradoras que han metido al hombrecito del mamotreto de pastas de madera dentro de nuestros contadores y ya no hay puerta que cerrar ni mínimos que anotar. Ahora no se discute bajar el precio de la luz, todo el interés parece centrarse en rebajar el I.V.A. cosa un tanto incongruente dado que las cantidades que por este concepto dejarían de pagar las grandes empresas  repercutirían después injustamente en la recaudación global de nuestra hacienda en detrimento de otros servicios.



¿Nadie ha pensado simplemente en dejar libre de impuestos las tablas más bajas de consumo? ¿Aquellas en las que se mueven las clases más humildes incluidos jubilados y parados de larga duración? El precio de nuestra electricidad es el más caro de Europa, pero es también refugio y sobresueldo de muchos de nuestros ex presidentes y mandatarios, no debe extrañarnos por tanto que lejos de encontrar soluciones busquen su propia rentabilidad. El mismo Felipe González manifestó en su día que dejaba su puesto en una de estas compañías cansado de no hacer nada, o nuestro Aznar o Montilla (por mencionar solo a los más conocidos) que se embolsan 200.000 euros anuales solo por estar y no mirar, o nuestro ínclito emérito que según parece consiguió pingues beneficios apostando por las eléctricas, o nuestros flamantes marquesitos de Galapagar que antes de llegar a la Moncloa y megáfono en mano prometían desmontar estos chiringuitos y acabar con tanto cambalache.  ¿A quién quieren engañar? 

 

LAS PUERTAS GIRATORIAS ESTÁN PARA IMPEDIR QUE PASE EL AIRE  

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona