sábado, 13 de febrero de 2021

UN PERRO ENTRE LAS GALLINAS

 

El perro saltó la valla intentando acosar a las gallinas, lejos de amilanarse el gallinero se aprestó a la defensa arremolinándose  alrededor del invasor y con las alas extendidas y los picos abiertos como garfios daban saltos alrededor del can intentando  picotearle la cabeza, algunas plumas sueltas salieron por el aire  en medio de una nube de polvo que lo  envolvía todo,  el cloqueo del grupo llamó la atención del resto que fue sumándose a la pelea llegando a formar  una turba de arena de más de un metro de altura, el perro aupado sobre sus patas traseras trataba de poner la cabeza a salvo en una mezcla de miedo y confusión que le sobrepasaba,  entre el polvo y la arenisca el pobre animal  intentaba mantener a raya aquel vendaval de picos y espolones con ladridos entrecortados mientras  las gallinas saltando unas  sobre otras se esforzaban  en conseguir su objetivo. 

Fuera de la verja alguien localizó al dueño del perro, tres abuelos con algún baston en el aire se dirigen hacia él, alguno más se une al grupo lanzando maldiciones e improperios de coro de sacristía, mientras dos señoras aparcan el carrito del mercado para unirse a la trifulca y algún otro matrimonio anima con sus voces la improvisada algarabía. Por un momento los dos grupos a uno y otro lado de la verja parecen competir entre sí por ver quién levanta mas jaleo, nadie intenta poner orden, el asunto va in crescendo hasta que el perro consigue librarse del cerco y pone pats en polvorosa saltando la valla  ganando con ello la libertad.



Perro y amo se alejan del escenario no sin antes cruzar algunos insultos  con los “ancianetes” que les habían rodeado gritando a viva voz que está arto del gallinero que le despierta nada mas  despuntar el día. Vuelta la calma las gallinas recomponen su plumaje y una vez calmado el cacareo alguien descubre con estupor que uno de los pollitos recién nacidos quedó herido en la refriega, su madre con el pico trata de ponerlo en pie infructuosamente.

 

                                                       

Horta tiene un gallinero propio que nadie cuida y todos protegen, está en tierra de nadie detrás de la verja que delimita un pequeño desnivel y la acera de la calle Lisboa muy cerca de la salida del túnel de la Rovira y del propio CAP, parece que su origen está en un antiguo vecino que mantenía un huerto en ese terreno hasta que un día dejó de interesarle y dio libertad a su pequeño gallinero, desde entonces los animales han seguido reproduciéndose, la orografía,  la amplitud del terreno y el constante devenir de los vecinos con piensos y  restos de comida hacen el resto, me aseguran que de vez en cuando el ayuntamiento hace una saca pero nunca llega a esquilmarlas en su totalidad . ¡ Horta sigue siendo un pueblo ¡

LLAMAR GALLINA A QUIEN TIENE HUEVOS ES UNA PEROGRULLADA

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona