miércoles, 1 de diciembre de 2021

COPAS DE SOBREMESA

Cuando en la mesa se cantan las veinte en copas sin jugar al tute, ni a la brisca, ni corre la botella de  chinchón, ni se habla de la copa de Europa ni el Terry ni el anís Castellana sueltan la lengua  es que la copa de que hablan es otra cosa: un invento del demonio que no sabes cómo ha llegado hasta nosotros pero el caso es que aquí está, por lo que escucho se usa una vez al mes y es reutilizable tiene forma cónica pero tiene un agujero, las hay de colores, de varios tamaños y supongo que hasta de diseño, se venden por unidades con estuche e instrucciones, la cosa es tan  moderna  que para los de nuestra generación es una desconocida y como entonces no bebíamos mantuvimos  la cristalería completa y una vez casados tampoco hemos roto ninguna porque no las teníamos o mejor dicho: rompimos el embalaje y perdimos el tiempo buscando el libro de reclamaciones.



Estoy hecho un lio ya no sé si porque soy mayor o porque ya no me da tiempo a engancharme al carro de la modernidad mi vida trascurre de sobre salto en sobre salto, para según qué cosas soy un trebejo y callo para no meter la pata y disimulo para que los demás no se den cuenta de mi incultura. Las sobremesas últimamente son un saco de sorpresas, mis nietas ponen a prueba mi capacidad de asimilación,  ya no son sus estudios ni sus aficiones lo que escapa a mi entendimiento, es su naturalidad para decir las cosas y su forma de hablar de lo que en nuestra generación eran temas tabúes, cosas de mayores y paños al sol al abrigo de miradas.



Les digo a ustedes que esto en mis tiempos no pasaba, la intimidad quedaba para el confesionario o las tertulias del café, la copa era la copa y solo podía ser de anís o de coñac y las  demás son tan modernas que cuando mis nietas hablan de ello tu cambias de color, esto ya no es lo que era aquí al pan pan y al que-vino…. copa con agujero, ustedes me entienden, pero yo la verdad que en el fondo  me tranquiliza saber que esta generación han hecho de la naturalidad  su forma de vivir y ahora cuando hablemos de copas tendré cuidado en preguntar si de cristal u otros materiales.

CUANDO PINTAN COPAS LOS HOMBRES TENEMOS LA PARTIDA PERDIDA

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona