La lengua y el sentido práctico están reñidos, si la inmersión lingüística se mide por el catalán que se habla en la calle el resultado es un fracaso, si lo medimos por lo conseguido en la enseñanza en los últimos años resulta un éxito. En estos momentos no hay niño en edad escolar que no sepa habar perfectamente catalán y castellano la forma en que los utiliza ya es otra cosa, si a los niños se les enseñan en catalán en el aula pero juegan en castellano en el patio no es que desprecie el catalán simplemente utiliza el idioma más practico a la hora de relacionarse, si en un mercado municipal es el castellano el mas hablado no es por capricho de los vendedores, simplemente porque resulta más fluido a la hora de argumentar y sobre todo borra trabas a la hora de convencer.
Asegurar que un profesor impide a un niño ir al servicio
porque no lo solicita en catalán o le pone piedras en la mochila para obligarlo
a hablar en la lengua de Joan Maragall, no tiene otro sentido que demostrar que
el profesor es un incompetente o un inepto, cualidades impropias para quien ha
de inculcar valores y sobre todo que por su incapacidad sigue empleando
sistemas impropios del siglo XXI, la Cataluña a pie de calle no es la que nos
quieren hacer ver estos políticos de medio pelo que carentes de argumentos se
encabritan al estrado con proclamas facilonas, tampoco tiene sentido salir a la
calle para defender lo que ya está conseguido o tratar de no comprender que una
tierra que no renuncia a la lengua de sus ancestros no hace otra cosa que mantener viva su historia sin
impedir ni pretender borrar el castellano en su día a día.
Otra cosa es si hablamos de edades, la gente llamemos mayor
nacida en Cataluña es la más recalcitrante, es la que siente la necesidad de
resarcirse por los años en que el
catalán estuvo prohibido, es una especie de revanchismo hasta cierto punto
comprensible y sobre todo recreando con el idioma situaciones y escenas
familiares que les estaba prohibidas, son catalanes que yo admiro y reconozco
como auténticos paladines no ya de un idioma si no de una forma de ser y de
sentir, son esos mismos catalanes que lo dan todo por conseguir ser oídos y
sacrifican todo por ser escuchados, son los mismo que bailan sardanas en una
plaza pública cualquier domingo o fiesta mayor, son los mismos que forman parte
de coblas castelleras, son los mismos
que aplauden y se emocionan cuando la anxaneta culmina un castells sin valorar sin
en su construcción se mezclaron lenguas, razas o colores, todo lo dan por bueno
siempre que se culmine con éxito el fin pretendido, lo demás son proclamas
políticas que no llegan a la calle, obligar a hablar solo en catalán seria una regresión que ningún catalán en su
sano juicio puede aspirar, utilizar la lengua como arma arrojadiza es querer enfrentar inútilmente a una
sociedad que sabe dónde quiere llegar y que medios tiene que utilizar, querer
imponer ya hemos visto que aún intentándolo durante cuarenta años tampoco ha
funcionado, dejemos queel sentido común imponga sus normas.
LAS CANCIONES DE CUNA TIENEN
PENTAGRAMAS IMBORRABLES
Un fenómeno este charro
ResponderEliminarHay veces que el silencio hace daño.
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