Así se pregonaba en cada esquina del pueblo el afilador trashumante: afilador, paragüero, lañador era su llamada pronunciada a voz en grito con intervalos de chiflo y sonaja de cacerolas, aquel hombre tanto apañaba un candil, grapaba un barreño, cinchaba una tinaja, hacía de un paraguas un bastón o restituía una bacinilla con una simple laña remachada luego a golpe de martillo que perfilaba después con la piedra de molar.
Por mi casa ha pasado el afilador, el paragüero y hasta el
lañador, de mi último percance he salido con tres grapas (tres lañas) en el interior
del colon que según parece remachan el último desaguisado y yo que ya tenía el corazón descangallado con un medidor de compases con batería para
evitar que desafine o se salga de la partitura, una espalda apuntalada, una vejiga como tripa de zambomba, una
dentadura con dientes de madera y una espita goterona, entiendo que ando ya por
la vida como cacharro de afilador con mas remaches que sartén en campo abierto
y mas hendiduras que borrico en feria de botijeros, dar con un buen lañador no es nada fácil ya que la laña de lata de
sardinas bien puesta podía durar años, no así el remache que siempre se dejaba
como último recurso o solo para sujetar el asa que aguantaba el peso de la
errada del pozo, el orinal o el caldero ya requemado que colgaba de las yares.
Ahora me siento como cacharro de espetera, saben que estoy
pero se sobresaltan si hago ruido, te sitúan en un rincón para que no te rompas
y en caso de estornudo todos acuden ya con las tiritas y el desfibrilador, prefieren no utilizarte por miedo a quedarse
con el asa en la mano y el contenido en el suelo y ya no sabes si las flores
con que te adornan son encargadas o de propio invernadero. Ahora estamos con la
densidad de la sangre, si hacen morcillas
ya no cuentan conmigo porque tan pronto estoy para la de arroz o para
encebollada, mi sangre ha de estar suficientemente licuada pero tampoco tan
espesa que pueda taponar una compuerta, total que hasta que mi ingeniero de caminos,
canales y puertos de con el punto medio al cual acogerme estoy en sus manos y
es que dicho sea de paso tengo sabañones en las pantorrillas y no menos de un
rosario con jaculatorias incluidas en la rodilla derecha, todo ello propiciado
por el sempiterno e inevitable Sintrom
que me acompaña desde hace más de veinte años.
Pero estoy optimista hoy me han mirado por dentro y tengo los
riñones perfectos el hígado estupendo y una próstata intervenida pero que aún
aguanta el chaperón, estoy pensando que con este diagnostico puedo ser donante,
de los pulmones no tanto porque se ve que con lo del corazón quedaron un poco
apergaminados pero después de lo de hoy donaré mis riñones y el hígado que como
nunca bebí están en garantía, solo pongo como condición: que los traten con
cariño pues es mucho lo que costó llegar hasta aquí, de todos modos que nadie
se haga ilusiones porque una vez metido en los ochenta lo que venga es de
regalo y ya se sabe que a bufet libre ensalada de esperanto y yo que aún tengo
muchas cosas por hacer solo aspiro a tener siempre un lañador cerca para que me
siga remachando o por lo menos me ponga una laña para seguir tirando.
A VIEJO SE LLEGA, DE JOVEN SE
SALE
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tiene a su disposición este espacio para sus comentarios y opiniones. Sea respetuoso con los demás