Es domingo 24 de Julio, hoy han variado el menú, patatas asadas o cocidas en taquitos, unas albondiguillas con salsa y una manzana verde preciosa y sobre todo apetecible después de tantas compotas embasadas, con el cuchillito de postre de usar y tirar no consigo pelarla, me apaño dándole cortes sandiéros y la voy tajando como puedo, me da tiempo para rememorar los días pasados en el hospital, el ingreso en críticos, las caras de preocupación de los que me rodeaban, la higiene diaria en la cama aún lleno de vías, cables y parches, la primera ducha al amparo de dos simpáticas auxiliares que para quitar hierro a mi embarazo no dudaron en poner música pachanguera para bailar mientras me acicalaban, el grupo de enfermeras jovencísimas venidas desde Andalucía donde según supe después son contratadas por la Generalidad al terminar sus estudios para incorporarlas a la sanidad catalana.
Esta experiencia me ha dejado bien claro que entre la vida y
la muerte hay un tramo muy pequeño, una
lección de vida o mejor una inmersión de realidad inolvidable. El próximo martes día 26 si todo marcha como
hasta ahora me darán de alta, en esos momentos me gustaría retener el nombre de
cada una de las personas que me han atendido para agradecérselo personalmente
pero es imposible debido a los cambios de turno y a la constante rotación en la
quinta planta, para ellos mi agradecimiento y tan solo un ruego: por favor atenuar
las luces de los pasillos por la noche y evitar las tertulias grupales en la madrugada;
solo estos detalles harían la estancia
un tanto más relajante, pero sobre todo no pierdan su sonrisa ni ese deje
alegre con el que aligeran la carga negativa del ingresado.
En estos días he perdido siete kilos, en manos de mi esposa seguro que los recuperaré más pronto que tarde, me voy también con la sensación de que ha retornado a mí la sangre que yo doné en su día pero nunca llegué a pensar que ese mismo banco de sangre me salvaría la vida. ¿Valdrá este ejemplo para animar a los indecisos y hacernos sentir que de verdad tu sangre puede salvar y salvarte? Y por último: ¿De haber pertenecido a los llamados Testigos de Jehová tendrían que haberme dejado morir?
EN UN HOSPITAL LOS DIAS NO TIENEN NOCHES
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