martes, 3 de enero de 2023

VIOLENCIA DE GÉNERO

 Hoy nos indignamos cuando en un país árabe a la mujer se le niega el derecho a ser libre, pero no hemos de olvidar que nuestras mujeres hasta no hace tanto tiempo no podían abrir una cuenta en un banco sin la firma del marido, tampoco podían viajar sin su permiso, para entrar en la iglesia era obligatorio cubrirse con un velo  y las viudas mantenían luto riguroso y pañoleta cubriéndole la cabeza durante un año como mínimo so pena de ser difamadas y denigradas por la sociedad.

La violencia de género que ahora llena las páginas de nuestros diarios y noticieros no es de ahora, la violencia existió siempre aunque desgraciadamente en otras épocas no llegaban a ser noticia ni siquiera tema de conversación más allá del propio terruño y en la mayoría de los casos solía quedar impune disfrazado de accidente o si se quiere como consecuencia de una buscada provocación. Las piedras de la España ahora vaciada podrían relatarnos pasajes que por truculentos hoy nos parecerían poco creíbles. La historia de hoy es la de una mujer que fue obligada incluso a dormir en la pocilga con los cerdos.



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FILOMENA (nombre ficticio) 

 

La recuerdo flaca y vieja

recubierta con mantón

escondiendo la cabeza

mancillada y sin honor.

 

Para el pueblo era un desecho

y el solano calumniador

llama a Felipa raposa

y aún la trata de pendón.

 

La Felipa hoy no ha muerto

por que no quisiere Dios

la soga en que se ahorcado

el mal nudo, se atascó.

 

El  pueblo se hace mil lenguas

¡Con tres niñitos¡¡Señor¡

Y el marido ¡Que disgusto ¡

un gran hombre, un bonachón.

 

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El buen juez tenga clemencia

la pobre no lo pensó

fue por su mala conciencia

¡discúlpela por favor!!!!


El juez mantiene la calma

la escucha con atención

luego que habló el marido

y al final sentencia dio:

 

Condeno y bien condeno

al marido por cabrón

dejó la horca prendida

y al campo después salió.

 

La soga por ser muy gruesa

el correrizo atascó

y sentencio yo por ello

Suicidio por inducción.

 

Dice la historia que luego

la sentencia se cumplió

la del juez nunca se supo

¡El marido la mato¡

                         

                       J. Hernández               

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona