Hace ahora ciento veinticinco años que los salesianos llegaron a Salamanca y se aposentaron al amparo de la universidad pontificia en la calle compañía nº 5. De este primer colegio salesiano bajo la advocación de San Benito nadie parece acordarse en este su aniversario, nadie está interesado en dejar constancia de que fue el primero ni de su ubicación, a nadie interesa valorar ni los objetivos ni los medios que se emplearon en Salamanca para inculcar la devoción a Maria Auxiliadora ni la veneración a nuestro fundador San Juan Bosco, todo parece haber comenzado en el “nuevo” colegio ubicado en la calle Padre Cámara en lugar del de San Benito de la calle compañía.
El escenario de estas celebraciones ha pasado por alto por ejemplo la iglesia donde reposan los restos de la estirpe Maldonado que dio nombre a nuestro colegio y fue el epicentro de nuestras celebraciones con misa obligatoria diaria y sabatinas semanales, nada de todo esto parece habersido importante en este aniversario, aquel colegio de la calle compañía donde en las primeras clases se adocenaban los alumnos, existía una disciplina casi militar y un campanillazo en la cabeza era la norma para corregir cualquier distracción, donde la falta de puntualidad suponía un sello rojo en tu carnet y tres rojos el castigo de pasar el recreo de cara a la pared, o la obligación de ir vestidos siempre con manga larga, tener como norma saludar a nuestros próceres besándoles la mano, formar en tiempo record a modo militar en hileras rectilíneas y dentro del recinto evitar todo contacto con el género femenino.
De todo esto no quedará ningún recuerdo, nadie se acordará de que nuestro director; Juan Umbría Gil venido del país Vasco usaba teja y manteo, que don Celso siendo el segundo de abordo (consejero) tenía el mango de la campanilla como arma letal, que Ángel Herrero en su calidad de seglar era oficialmente el músico encargado de tocar el órgano en la iglesia y dirigir nuestra coral, que D. Rosendo era el más respetado y prueba de ello es que de allí pasó a dirigir el aspirantado de Astudillo, que D. Lorenzo Pérez ejercía de reverendo jubilado y se dedicaba entre otras coas a componer obras de teatro infantiles y hasta una zarzuela donde el bien siempre triunfaba sobre el mal, sin dejar atrás a D. Casimiro de origen ruso y defensor del régimen y de las buenas costumbres, D. José Maria de vocación imperfecta y ……En aquel colegio no pasé mucho tiempo, pero algo quedó prendido en mí: la afición por el canto coral, la disciplina como norma y sobre todo el respeto a los mayores, pero también la inseguridad y el temor al castigo dejaron en mi su huella indeleble.
LA LETRA CON SANGRE ENTRA Y SI ES CON BADAJO APLíCATE UN AJO
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