Ocultaba obstinadamente sus ojillos azules hasta que mi tarareo familiar le puso en guardia, su mirada se abrió camino y girando la cabeza buscó el origen de aquella cancioncilla que siéndole familiar debería ser de alguien muy apegado a sus costumbres, un tímido balbuceo y una sonrisa se acompasaron con aquella canción que tantos recuerdos nos traía, el brillo de su mirada puso colofón al saludo inicial mientras su barbilla en un imperceptible temblor arremetía entre susurros con el estribillo mil veces cantado en francachelas y rondas de quintos en los pueblos de nuestra querida vieja Castilla.
La soleada mañana en aquella terraza tornó en anfiteatro, el resto de pacientes en silla de ruedas, caminadores, vendajes y muletas fueron acercándose primero tímidamente después con más confianza y al final haciendo peticiones concretas de temas de zarzuela, habaneras, jotas y cuanto folclore se les venía a la cabeza. Mi amigo disfrutaba viéndose protagonista y olvidando el motivo de su estancia en la clínica consiguió ser la estrella del momento ante la admiración no solo de sus compañeros si no de personal sanitario que no dudaron en mostrar su extrañeza ante el cambio radical de aquel paciente que hasta ese momento se había negado incluso a comer y a salir de su habitación.
La música y las canciones tradicionales fueron una vez más el hilo conductor que rompió las barreras de la timidez y facilitó la convivencia entre compañeros ocasionales que estando próximos apenas tenían contacto entre ellos, remover el manantial de los recuerdos hizo aflorar la nostalgia ese hilo irresistible que rompe los candados de la timidez y hace desbordar las emoción de los recuerdos. En mi próxima visita y de acuerdo con el personal sanitario hemos quedado en repetir la experiencia haciendo que participen también los ocasionales espectadores para que con sus ganas de pasarlo bien rompan la rutina diaria inyectando a su vez una buena dosis de optimismo y olviden el entorno que les rodea. Ahora solo hace falta que mi garganta aguante.
EN EL PROSPECTO DE LA MÚSICA NO CONSTAN CONTRAINDICACIONES
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