QUERIDOS HIJOS

Ya sé que me queréis, ya sé también  que estáis pendientes tanto de vuestra madre como de mi, ya sé que  no hace falta que os lo diga pero  siento la necesidad de gritarlo. Mis ochenta años me hacer ver la vida con cierta prospectiva y es por eso por lo que quiero hablar de vosotros para exteriorizar los sentimientos que se agolpan dentro de mí, sé que no os resultó fácil vuestro caminar por la vida, tampoco puedo presumir de ser yo el mejor ejemplo ni de haber aportando  valores a vuestra economía, pero de una cosa si quiero que estéis seguros y es que lo intenté con todas mis fuerzas sin que en esa lucha yo escatimara ningún esfuerzo.

Ahora cuando os veo pletóricos y limpia  la mirada hacéis que me sienta pequeño como el que recibe una recompensa no merecida y abrumado también por tantas muestra de cariño con las que me obsequiáis a cada instante, no habré sido el padre perfecto pero si el más orgulloso cuando me hablan de vosotros, permitirme  la arrogancia de este falso pudor, dejarme que yo diga que el mundo sería otro si hubiera muchos hijos como vosotros dejarme que en definitiva y aunque queráis achacarlo a cosas propias de la edad pueda llorar en silencio los recuerdos con los que me habéis abrumado, yo seguiré intentando mereceros, tarea arto difícil pero en la que pondré todo mi empeño no sin antes haceros valorar la disparidad de criterios con que cuento entre vosotros y que siendo distintos confluyen en un mismo punto; el de la capacidad de perdonar, a ese perdón me abono y si en algún momento no estuve a la altura de las circunstancias espero de vuestra benevolencia a la hora de ser juzgado.

La vida, nuestra vida es una carrera de relevos espero tardar en pasar el testigo solo pido tiempo para seguir disfrutándoos y siempre de la mano de vuestra madre con la que la carrera ha sido mucho más fácil, por favor no cambies pero dejar que siga equivocándome para que pueda sentir el calor de vuestra protección.

                SEGUIR CRECIENDO PERO NO PERDAIS LA PERSPECTIVA