martes, 28 de mayo de 2024

LA GALLINA DE LOS HUEVOS DE COLORES

La gallina se coló y allí estaba la puñetera okupa picoteando entre la maleza haciendo del jardín un muladar, no fui capaz de echarle el guante y fue por ello que decidí acudir a su amo para que se hiciera cargo de aquel animal que impasible a mi desaliento y regate tras regate seguía escarbando aquí y allá en actitud indolente. De camino recordé las gallinas que retozaban en la calle donde yo me crié aquellas señaladas con lazos de colores, azul, rojo o verde según la vecina a la que pertenecían y que en ningún en momento alguno dejaban alejarse más allá de donde la vista alcanzara.



En estos devaneos andaba cuando llegado hasta mi vecino uve de imitar el cloqueo de una gallina, el aleteo de un ave asustada y la no menos cómica postura de ave zancuda en peligro de extinción, nada de todo esto me valió y cuando ya el ridículo se apoderaba de mi y una especie sensación de película de berlanga se me vino a la mente un rayo de luz consiguió entrar en la mente de aquel hombre que luego supe era de origen kosovar, que no entendía una palabra de castellano y al que yo no había saludado nunca debido a la distancia entre nuestras propiedades, pero hete aquí que venido a su ser aquel ahora personaje lejos de sorprenderse vino a decirme con gestos que gallina más o menos no le importaba demasiado, al tiempo que trataba de agradecerme el haberme molestado en avisarle dando así por zanjado nuestro encuentro puedo decir que me sentí desazonado al haber valorado tan alto la supuesta pérdida del endemoniado plumífero.


De regreso a mis lindes no puede por menos de pensar en cómo han cambiado los tiempos, ahora los nuevos vecinos apenas se conocen, una gallina no es motivo para angustiarse y al otro lado del camino puedes tener a un extraño venido de cualquier parte del mundo hablando lenguas desconocidas sin que nadie se sorprenda. ¡Qué lejos aquella hermandad de solana con tajuela y silla de anea donde locotilleos no necesitaban revistas especializadas y la actualidad se tejía entre agujas, lanas, dedales y tijeras! ¡En qué momento alguna de aquellas mujeres no hubiera movido cielos y tierra hasta encontrar la gallina peregrina! En estos mis pensamientos quedé convencido de haberme extralimitado en el sentido de la honradez y la honestidad entre vecinos prometiéndome a mí mismo mantener una postura más ambigua aunque fuera en contra de mis principios.


Pero…no fue esta mi última sorpresa, al poco tiempo el kosovar con el que yo empezaba a tener cierto recelo estaba tras mi cancela, con un ademan hizo que me acercara y ante mi perplejidad me entregó un recipiente con hermosísimos huevos de sus gallinas recién puestos, ni que decir tiene que agradecí su gesto y como despedida me aseguró con formas muy elocuentes que al caer la noche la gallina de la historia  había regresado por si sola a su nidal.  


LA INCOMUNICACIÓN SIEMBRA INQUIETUDES ENTRE LA IGNORANCIA

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona