No quieras imponer silencio al ruido
ni que el sol al salir se apague ya
que el pámpano de lluvia salga huido
que del pájaro no se oiga el gorjear.
No se puede secuestrar la primavera
ni encerrar tras las rejas un caudal
ni poner prohibiciones contra el viento
impidiéndole entre espigas retozar.
Si a tu casa ya llegó la primavera
y mantienes a tu flor tras un cristal
no pretendas que el sol no lo caliente
ni al pájaro que no pie en el umbral.
Cuando el sol visite su ventana
y el pájaro venga en ella a gorjear
ni del viento ni la lluvia tengas miedo
amapolas tiene el campo que cuidar.
Y si el viento sopla valses; bailan juntos
y si llueve, el trigo avisa al escampar
y le presta como peine las espigas
que atusaron sus colores al bailar.
No pretendas secuestrar la primavera
ni dejar sin color la pubertad
las flores son el fin del jardinero
ahora mira si acertaste tú al podar.
J. Hernández
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