Este año se me ha pasado volando, primero el vértigo de no
saber qué hacer y cómo administrar mi tiempo, después porque ese tiempo dejó de
ser mío para pasar a ser el tiempo de mis tiempos y porque al final solo fue un cambio de decorado pero con los
mismos personajes.
Yo me sentí raro en mi nueva faceta de jubilado y resulta
que al final soy uno más de los muchos de mi entorno, personas que siempre
había conocido detrás de un mostrador,
en el despacho de una agencia o con el uniforme de la administración
siguen siendo parte de mi mundo ese mundo que dejó el papel protagonista a
nuestros hijos para pasar al foro del escenario desde el que observas el
desarrollo de la obra pendiente de cualquier imprevisto pero sin la
responsabilidad de tener que dar el do de pecho en el aria final.
Este mundo donde el tiempo te permite cultivar tus aficiones
olvidadas en su día o al menos postergadas para dar paso a otras prioridades y descubres
por ejemplo entre los tramoyistas de esta obra al que fue inasequible director
de de oficina de la caja de ahorros como un virtuoso de la guitarra o que el rimbombante
administrador de fincas es ahora un aficionado y activo actor de teatro o el panadero
de toda la vida que ahora imparte cursos
de pastelería en el centro social de la barriada.
Es muy curioso pero
tengo la sensación de que la vida activa fue realmente la vida de ficción donde
los papeles se repartieron de forma aleatoria y cada uno desarrolló el rol que
le tocó vivir lo mejor que pudo y supo pero una vez bajado el telón el actor
dejó paso a la persona y es ahora cuando despojados de títulos y de atrezo mostramos nuestra verdadera forma de
pensar y posiblemente la que nos hubiera gustado ser.
Hoy me ha llegado el que supongo es el último correo oficial
de mi antigua empresa me notifican mis últimas cotizaciones a la hacienda pública
que son a su vez los últimos coletazos
de mi vida laboral, un trabajo que me permitió relacionarme con
infinidad de gente de distintas procedencias y conceptos muy dispares de la
evolución social; mi trabajo en realidad fue la escuela de mi vida y la
universidad de mis conocimientos un bagaje único que intenté acumular con avaricia.
Muchos de mis antiguos clientes son ahora mis amigos y
juntos nos reímos de las muchas
anécdotas vividas en los que nos parecían ángulos tan opuestos como la oferta y
la demanda y que ahora descubrimos no hera mas que un juego de escaramuzas para
llegar a una meta: el interés común en beneficio mutuo, ahora estos antiguos clientes y ahora amigos
seguimos en contacto interesándonos por la marcha de cada uno o para compartir
un rato de charla siempre relajada y
distendida.
La vida en realidad tendría que comenzar de atrás hacia adelante desde esta perspectiva todo es distinto, cuando
estás en la boca del escenario los focos tienden a distorsionar la realidad y
no te permiten ver más allá de las primeras filas, desde bambalinas es más fácil percibir los errores en
que incurren los primeros actores y sin atreverte a corregirlos la experiencia
de haberlos cometido te anticipa el desenlace.
LA JUVILACION ES EL DESMAQUIYAMIENYO QUE DEJA A LA VISTA LO
QUE EN REALIDAD QUISIMOS SER
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