Luces, sirenas, volante, la
mañana está siendo movida, los servicios se suceden como un rosario
interminable todos deseamos tener una ambulancia al lado en cinco minutos,
todos suponemos que nuestro caso es el más grave, todos queremos curarnos en
salud ante el más mínimo percance, todos imploramos asistencia ante un familiar
delicado, un pariente en apuros o por
creernos perjudicados en un accidente, todos lo queremos todo porque para eso
pagamos.
Nuestra unidad ha sido requerida
para uno de estos casos mientras por la emisora
piden la localización de otra ambulancia para atender un accidente en el
que dos motoristas están tendidos en la calle con daños evidentes en las
extremidades, solo hay una unidad disponible pero muy distante del lugar donde están
los heridos, las llamadas de angustia
desde el lugar del accidente son inquietantes se pide máxima urgencia, la respuesta es desoladora la situación de la
unidad disponible les impedirá llegar antes de diez minutos.
Diez minutos en un accidente de
estas características son muchos minutos una pérdida de sangre importante, la
falta de estimulo cardiaco o una mala manipulación
de las victimas realizada por manos inexpertas pueden ser determinantes para el
futuro del accidentado. Los minutos
transcurren la ambulancia no llega y cuando esta hace acto de presencia en el
lugar del suceso los sanitarios son
increpados por una tardanza que nadie explica y ninguno entiende.
Nuestra unidad también llegó a su
destino, un resbalón en la calzada ha producido pequeños hematomas en la cara y
la rodilla del accidentado que espera la asistencia sentado frente al
establecimiento donde cayó, el percance no requiere mayor tratamiento que una
limpieza de la zona afectada y algún analgésico, el herido esigue entre exageradas muestras de dolor ser
trasladado a un centro hospitalario. En este caso distraer una ambulancia para
atender un percance de levísimas lesiones impidió acudir con prontitud al
accidente realmente grave de los dos motoristas.
El coste de un servicio de
ambulancia supone riesgo y una prestación extraordinariamente costosa, no acudir a la visita de un medico programada
de antemano supone retrasar el tratamiento a otros pacientes y gastos innecesarios
que pagamos entre todos, pagar por receta es discutible, pagar por malgastar es
perseguible.
LOS SERVICIOS CUESTAN AUNQUE NO SE PAGUEN
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